1 de Octubre de 2024

Unidad y fuerza de los mexicanos

Margarita Zavala

 

Donald Trump no nos mencionó en su discurso de toma de posesión, pero no hubo necesidad. Se entiende que en su mente México “fabrica nuestros productos, se roba nuestras empresas y destruye nuestros empleos”. Disfrazó de patriotismo un nacionalismo excluyente y un agresivo proteccionismo. Es una de las peores combinaciones en un gobierno.

¿Qué hacemos ante esta realidad?

En el libro The Art of the Deal Trump dice: “La peor cosa que puedes hacer en una negociación es parecer desesperado”. Y eso es justo lo que ha hecho el gobierno mexicano. Si seguimos con una dinámica de sumisión al poderoso no vamos a llegar a ninguna parte. Se trata de actuar con dignidad, con inteligencia y con fuerza.

Partiendo de la idea de que no debemos mostrar miedo señalo los siguientes puntos:

Primero, la idea del muro se rechaza. Que les quede claro que nosotros consideramos la sola idea del muro un agravio y que no pagaremos ese monumento al odio. Que el mundo sepa que somos un país que construye puentes, no muros.

Segundo, respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Debe negociarse de pie, con inteligencia y estrategia. No se trata únicamente de hablar con el gobierno de Trump. Si México pretende renegociar, debe hablar con todos los sectores productivos.

Es urgente diseñar una estrategia de diversificación de mercados y fortalecer el mercado interno. Nuestros exportadores deben estar preparados para buscar nuevas oportunidades y el Estado mexicano tiene que acompañar este proceso de adaptación y financiarlo antes de que sea demasiado tarde.

En cuanto al fortalecimiento interno tenemos que mirar a nuestros propios recursos naturales para generar riqueza. Apostar por nuestra gente, nuestras ideas, nuestros jóvenes.

Tercero, más allá del TLC la relación con Estados Unidos tiene que ver también con seguridad, medio ambiente, migración, agua, petróleo, y otros, que requieren de nuestra participación. Hay que plantear una negociación integral de toda la relación bilateral.

Cuarto, combatir la amenaza de las deportaciones. Antes que nada, debemos denunciar la falsa narrativa de Trump. Nuestros migrantes no son criminales. Por el contrario, son extraordinarios trabajadores que aportan a la economía estadounidense. Sin trabajadores mexicanos, la agricultura, la construcción y una multitud de servicios se vendrían abajo. También hay que denunciar que se están manipulando las estadísticas. Él amenazó con deportar a 3 millones de personas indocumentadas con antecedentes penales, pero según el Migration Policy Institute, el número es inmensamente menor a dicha cifra. Por cierto, en caso de ser deportados, contamos con los instrumentos para recibirlos.

Necesitamos aumentar los recursos de la red consular en Estados Unidos para ampliar y fortalecer programas de defensa legal y literalmente pelear, una por una, las deportaciones en los tribunales. Varios alcaldes, como Garcetti de Los Ángeles y De Blasio de Nueva York han anunciado fondos para proteger y ayudar a inmigrantes. Entre los alcaldes, empleadores, organizaciones y políticos hay grandes aliados para proteger a nuestros paisanos.

Debe diseñarse una estrategia diplomática para neutralizar los desplantes y las medidas que unilateralmente puedan plantearse en el nuevo gobierno. Todos sabemos que hay muchos empresarios de Estados Unidos que lo último que quieren es dejar de tener relaciones comerciales con México.

Quinto: poner nuestra casa en orden. La realidad internacional nos pone a prueba y debemos estar a la altura. Eso significa fortalecernos internamente. Este es el momento para derribar muros internos: la corrupción, la impunidad y la deshonestidad en los gobiernos, el abuso y la injusticia. México es digno y fuerte. México no es su gobierno: es su gente. Somos nosotros. Ante el miedo y el odio, unidad y fuerza de los mexicanos.