¿A quién le importa si tienes o no agua?
Margarito Escudero Luis
Cuando se dio el primer cierre de las válvulas del Yuribia, entonces por los habitantes de Tatahuicapan, la emergente situación fue atendida casi de inmediato, hubo agua en pipas y el tandeo se llevó más o menos en orden, ya que se reportaron lugares donde la gente llegó a pelear por el agua.
Y así sucedió en las veces subsecuentes. Parecía que se había encontrado una solución al problema y sólo bastaba tener las pipas disponibles por cada vez que se cerrara la presa.
Pero bien dicen que tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe.
Entonces los ciudadanos dijeron que esto no podía ser posible y luego de satanizar y condenar a quienes se atreven a dejar sin agua a medio millón de personas, están volviendo sus ojos hacia otras partes, donde estaría la verdadera responsabilidad de que muchos ciudadanos se queden sin el líquido, por el que paga.
Ya hartó a la gente, que la presa sea tan vulnerable y que no se haga absolutamente para evitar que cualquiera tenga acceso a las válvulas y las cierre en cuanto se le pegue la gana.
De pronto las personas afectadas se dan cabal cuenta que las autoridades no están haciendo bien su trabajo, que entre las prioridades de los funcionarios no está el bienestar de la población, y los comentarios no dejan de ir en el sentido de las formas como se reprimieron manifestaciones de maestros en la capital del estado.
NO SOMOS IGUALES
Es decir, cuando los maestros hartaron a los funcionarios de Xalapa, simplemente los retiraron por las malas, hay datos que lo confirman.
En esa ocasión, las afectaciones fueron en el tránsito vehicular en pleno centro de la ciudad, la invasión de la Plaza Lerdo y tal vez, porque los empleados del palacio de gobierno, no podían salir a comprar sus chicles.
Pero en ninguna colonia de Xalapa faltó el agua, ninguna válvula cerraron los maestros, no hubo riesgo en los hospitales, no se cayeron las ventas, ni se elevaron los costos de los restaurantes y aún así, mandaron quitar a los manifestantes.
En el sur del estado, 500 mil ciudadanos se quedaron sin el vital líquido, un problema recurrente, si no son los maestros, serán los habitantes del municipio donde se encuentran las instalaciones de la presa Yuribia, y no hubo autoridad alguna que saliera a defender el derecho al agua de medio millón de mexicanos.
Por más que se trató de una petición ciudadana de sacar a los profesores de la presa, no se hizo y, además de eso, no se atiende el problema, no se hace caso de las peticiones de los sublevados, dejando que el tiempo corra y que la gente prescinda del importante líquido.
Esas comparaciones ya están en la mente de la ciudadanía.
Queda claro que depender del agua de otros municipios, por más que sea un bien nacional, que debería estar protegido por el estado, siempre será un riesgo para la población.
De todas formas, cualquier instalación, aunque esté en el mismo territorio municipal, será susceptible de ser atacada, secuestrada para llamar la atención de los gobernantes.
Entonces los ojos ciudadanos ven hacia aquellos que no están poniendo atención a los reclamos que varios sectores de la población hacen.
Lo malo es que ahora ya no se trata solamente del agua, vecinos que no ven solución a sus problemas tienden a generar más problemas, bloqueando calles y carreteras, marchando, plantándose frente a oficinas gubernamentales.
EL REMEDIO
No hay otro medio eficaz para que los problemas que plantea la ciudadanía y que son competencia de las autoridades, puedan, por lo menos plantearse ante los responsables. Hasta ahora, la gente ha comprobado que saliendo a las calles a gritar, a exigir, es como se les atiende (de mala gana, pero se les atiende).
Entonces, si no hay cambios en la política gubernamental, las cosas irán de igual a peor.
Esto no es privativo del sur de Veracruz, está en todo el país. La ineficacia de las autoridades hace que la gente vea cómo solucionar sus problemas por sí mismas, tal como lo están haciendo los pobladores de Tatahuicapan, que toman la presa Yuribia y amenazan con no enviar más agua a las poblaciones que de ahí se surten.
Y es que, mientras el agua de la sierra cubre las necesidades de ciudades como Coatzacoalcos y Minatitlán, en el lugar donde mana el líquido, no hay instalaciones para cubrir las necesidades de ese sitio.
Un absurdo, como muchos absurdos que cubren la República Mexicana.