1 de Octubre de 2024

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No cabe duda que aquella máxima de que en política “No hay nada escrito” es toda una realidad, quién lo hubiera pensado en aquellos días en que el hoy gobernador Miguel Ángel Yunes llamaba a Ricardo García, entonces contralor del gobierno duartista, “tapadera de Javier Duarte”, acusando además al hijo de este, entonces alcalde de Pánuco, de no estar cumpliendo sus obligaciones y de encontrarse de paseo permanente en Xalapa y Boca del Río visitando los mejores restaurantes y gastando el dinero de los ciudadanos. Ahora resulta que aquel “villano” se ha convertido en el “héroe” de la película, sólo bastó que se pusiera a las órdenes del gobernador y quedara en firme como precandidato de la alianza PAN-PRD, para que todo cambiara.

Resulta increíble como ahora el dicho de delincuentazos como Gabriel Deantes, quien en una grabación, que no se sabe bajo qué condiciones fue grabada, puede considerarse como una prueba confiable de los señalamientos que el propio Miguel Ángel hace en contra de López Obrador y el partido Morena, para aseverar que este recibía del gobierno de Duarte 2.5 millones de pesos mensuales (arreglos que venían desde los tiempos del fidelismo, a cambio de no cerrar las válvulas de la presa del Yuribia. Sólo falta que después de este servicio a las investigaciones “científicas” de las autoridades estatales, Deantes quede exonerado de todo cargo. Pareciera que con tal de mantener el tema Duarte en la agenda, algunos cómplices estén comprando inmunidad, a cambio de hacer declaraciones.

Del ex abrupto de Andrés Manuel al llamar a algunos reporteros “maiceados”, lo cual es un exceso, ya que no se puede generalizar, trajo como consecuencia múltiples reacciones ante las cuales no ha habido una disculpa; sin embargo, cuando el gobernador Yunes, ante el reclamo de fondos federales pendientes de entregarse a los municipios, llama ignorantes a los alcaldes priistas, salvo Américo Zúñiga, alcalde xalapeño, quien retomó el tema y criticó la falta de diálogo por parte del gobierno estatal, ante la ausencia de la titular de Sefiplan, en una reunión que ya estaba agendada, por lo que respecta a los demás, hubo un silencio y casi nada de condena.

Ayer estuvo en tierras veracruzanas de nueva cuenta, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación del gobierno federal, con el mismo tema que vino a Coatzacoalcos a finales del año pasado siendo gobernador interino Flavino Ríos Alvarado, para anunciar la llegada de la Gendarmería a Coatzacoalcos, cuya efímera estancia en el puerto, si bien trajo una sensación muy breve y temporal de que había bajado el índice de criminalidad, este se desató con más fuerza después del paso de ese cuerpo policiaco de élite por el sur de Veracruz.

Ahora, esas fuerzas y grupos de inteligencia estarán desplegados en la región de Córdoba, donde según lo dicho por el gobernador, ya tendrían plenamente identificados a los grupos delincuenciales que operan en esa zona. Sin embargo, el mensaje de Osorio Chong deja muy claro que para que el gobierno federal esté en condiciones de disponer la colaboración de la Gendarmería, los gobiernos de los estados tienen que asumir los gastos que esto implica. En un estado con las finanzas quebradas, como está en estos momentos Veracruz, se complica asumir a largo plazo los costos de operación de este grupo policiaco de élite.