30 de Septiembre de 2024

Principios de mi visión sobre la seguridad

Margarita Zavala

 

Como respuesta hoy expongo de manera muy resumida algunos principios que guían mi visión sobre la seguridad en México.

1. Defender a los ciudadanos de la delincuencia. Yo escucho a la gente en mis recorridos por México y en todas partes hay mucho miedo por la inseguridad, miedo al delito. Negar el problema, minimizarlo o mentir sobre su gravedad como lo hace este gobierno no son alternativas. La situación debe cambiarse, en todos los ámbitos, pero especialmente desde la presidencia.

2. Regresar la ética a la presidencia para romper el pacto de impunidad. Hay inseguridad porque no hay consecuencias para quienes violan la ley. La impunidad es la condición detonadora de la corrupción y el cinismo. Y esto empeora cuando los primeros en romper las normas son los gobernantes. ¿Alguien piensa que Javier Duarte tenía voluntad o capacidad para defender a los veracruzanos? ¿Y Borge? ¿Dónde está? El liderazgo ético es clave para romper el pacto de impunidad entre la delincuencia y la autoridad. Un presidente debe hablar con la verdad, actuar con integridad y cumplir y hacer cumplir la ley.

3. Cero tolerancia a gobernadores y alcaldes negligentes y corruptos. Los gobiernos locales han eludido su responsabilidad en la creación de policías fuertes, honestas y profesionales. El cambio es claro: ni un centavo más a gobiernos corruptos y negligentes que no hacen su trabajo. Basta de recibir dinero de la Federación, malversarlo o desperdiciarlo, y endilgarle el problema a las Fuerzas Armadas. Pero las cosas no se quedan ahí, porque si alguna institución sufre últimamente de recortes presupuestales y de abandono ha sido la Policía Federal.

4. Control de confianza. La eficacia de un gobierno también debe medirse por el nivel de confiablidad de las policías y ministerios públicos. El mando único es un instrumento y una estrategia pero la clave está en el control de confianza de quienes deben proteger a los ciudadanos.

5. Soldados y marinos de regreso a sus cuarteles sin dejar indefensa a la gente. Ni los críticos más radicales piensan que hoy se retire de golpe a los militares de las funciones de seguridad. El centro de la discusión no es si deben estar en los cuarteles los militares; el punto central es si los ciudadanos están o no protegidos. Si no lo están hay que cuidarlos con lo que se tenga. Despreciar a los militares es verdaderamente una condena injusta y cruel. Somos millones a los que nos consta cómo se juegan la vida por la seguridad de los ciudadanos. La normalidad de la seguridad en las calles nos permitirá regresar a los soldados y marinos a los cuarteles.

6. Políticas públicas focalizadas. El debate público está viciado y centrado en torno a falsos dilemas: drogas sí / drogas no; Ejército sí / Ejército no. Mientras tanto, en Tlaxcala operan impunemente bandas de trata de personas; en Chiapas los traficantes de migrantes; en Puebla operan ladrones de combustible; en el Estado de México repuntan el secuestro, el feminicidio y la extorsión; en la Ciudad de México crece el robo con violencia. No se necesita una estrategia, sino muchas. Deben ser claras las responsabilidades y los ciudadanos coordinados pero sobre todo una autoridad con un grado de confiabilidad que permita que el ciudadano esté seguro que se va aplicar la ley contra los delincuentes y protegiendo a los ciudadanos.

7. Justicia efectiva para todos. La procuración de justicia y la resolución de conflictos entre ciudadanos no debe implicar un tortuoso camino judicial. Hay que poner en marcha un sistema de justicia de proximidad comunitaria. También debe ponerse en el centro a las víctimas del delito; las víctimas no son provocadores.

POR CIERTO. Es lamentable que desde una candidatura presidencial, Andrés Manuel insulta a las Fuerzas Armadas y las llama criminales; a los delincuentes los justifica y a las víctimas les llama provocadores.