29 de Septiembre de 2024

La Feria

¿Vuelta a la normalidad?

Salvador Camarena

 

¿A qué normalidad les gustaría volver, señoras y señores, niñas, niños, de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos, Edomex y Ciudad de México, entidades azotadas por los temblores de septiembre?

Permítanme reiterar la pregunta, antes que a nadie, a los chilangos. No por otra cosa, sino porque es en la CDMX donde más personas fallecieron por los sismos, 220 muertos hasta el recuento de ayer.

¿A qué parte de la normalidad vigente hasta el 19 de septiembre les urge regresar, capitalinos?

¿A esa donde uno ve cómo surgen anuncios espectaculares por doquier, encima de casas, al lado de casas, sobre edificios chicos y grandes, junto a calles medianas y en autopistas urbanas, sin que nadie explique, vigile, sancione, retire, ordene?

¿A la normalidad en la que el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) es una broma, todo mundo sabe que es un chiste, para nadie es sorpresa que nunca están, que cuando están nunca contestan, que cuando contestan nunca responden, que cuando responden nunca sancionan y que cuando sancionan casi todo es de chocolate? Siete años de campeón del tema lleva el ingeniero Meyer Klip, presidente del Invea.

¿Les urge ya estar de nuevo viendo cómo en sus calles, que sólo aceptan inmuebles de cuatro plantas surgen, aquí y allá, desarrollos (si les llamamos así todo mundo se siente más fifí) habitacionales de seis, siete, ocho y más pisos? Edificios que cualquiera sabe, sin ser perito –y miren que hoy sabemos que los peritos en la CDMX no son ni eso– uno sabe que violan el plan de desarrollo urbano de la colonia, de la delegación, de la ciudad.

¿Sienten inaguantable prisa por experimentar de nuevo cómo las denuncias ciudadanas por las violaciones en los usos de suelo ante el (la) jefe(a) de la delegación ___________ (llenar con el nombre que acomode) no las pela ni Dios, menos el jurídico delegacional, menos el delegado(a) mismo (a)?

¿Listos, capitalinos? Listos para vivir de nuevo en la calma chicha de eso que es no tener en funcionamiento pleno el reglamento de obras de la ciudad porque a los constructores no les da la gana pagar supervisores.

Mejor aún: a que ya no aguantan el deseo de vivir en esa ciudad que nos ofrece Mancera, esa en la que, por si tenían dudas de por dónde masca la iguana, el secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda declaró el sábado a La Jornada que el edificio que ustedes habitan lo verifica un señor (les llaman DRO) contratado para tal fin, pero al que castigan, o despiden, si se le ocurre criticar el proyecto de don constructor. (Las constructoras contratan a los encargados de vigilarlas: Seduvi http://www.jornada.unam.mx/2017/09/30/politica/006n1pol).

No sé, a mí no me dan ganas de volver a esa normalidad, ni de escribir de otra cosa que no sean los sismos.

Porque, aunque ya sabíamos que lo de los espectaculares es un desmadre sin madre, aunque ya teníamos claro que aquí y allá se inventan permisos de uso de suelo, que el Invea es tipo fake news, que los delegados son parte del problema urbano y que la ley no se aplica, a pesar de ello, no se me olvida lo que ha reporteado la prensa estos días: que se cayeron edificios sobre niños y mujeres, principalmente, que tenían encima espectaculares, o con pisos de más hechos mediante papeles falsos, o aprobados por un DRO que o era patito o se hizo buey. A esa normalidad, cero prisa por volver.

Y de la normalidad en otros estados, donde a los damnificados quieren construirles casas indignas de ese nombre, tampoco dan ganas de volver.

Twitter: @SalCamarena