Elisa Alanís
Razones y Pasiones
El próximo Presidente o Presidenta de la República no debe ser como Enrique Peña.
Lo mismo aplica para quien dirija el futuro de la Ciudad de México. No debe actuar como Miguel Ángel Mancera.
Cada semana nos demuestran que se requiere un cambio profundo.
Ahora, Peña Nieto recomendó a quienes se quedaron sin hogar luego de los sismos que organicen tandas.
Sí. Al entregar recursos, vía monedero electrónico, a pobladores del ejido Benito Juárez de Villaflores, Chiapas, comentó: “He pensado que en grupos de cuatro o cinco familias que hubiesen perdido su vivienda… puedan unirse… creo que si se organizan a modo de tandas, como suele llamarse… pueden lograr la reconstrucción de su vivienda”.
Por su parte, Mancera propuso créditos. Esto, entre otras “linduras”, como permitir 35 por ciento más de construcción de lo establecido por la norma o reconocer derechos adquiridos sobre edificaciones ilegales.
Es decir, endeudamiento para los damnificados. Ganancias para las constructoras y los bancos. Hacen su agosto en octubre con los derrumbes.
Las tandas y los créditos, en ciertas circunstancias, son útiles. Lo terrible es que en lugar de una estrategia colegiada, inteligente, con visión de Estado, que incluya la liberación y buen uso de miles de millones de pesos, se recomienden como paliativos a quienes requieren apoyo inmediato y soluciones reales. En las circunstancias actuales, no tienen… sentido. No son medidas integrales ni justas.
Lo más indignante es que hay dinero. Además de propuestas viables. Pero esta clase política voraz e ineficiente sigue sin escuchar ni atender la experiencia y las demandas de la gente.
Tras la tragedia llegaron dádivas, negocios, malas políticas y propaganda (siempre la autopromoción por delante). Todo con cargo al erario y al dolor de quienes sufren por la muerte de seres queridos y/o por el daño a sus bienes.
EPN y MAM están en un lugar muy lejano. Están apartados de la ciudadanía afectada por el terremoto. Apartados de las mejores ideas e intenciones.
No encuentro motivos para pensar que cualquiera de los dos mandatarios hará y será, en este último año, algo distinto.
Por ello, el mensaje es para los que vienen. Para los siguientes gobernantes.
Abran la puerta a la democracia. Escuchen a los distintos sectores.
Existen personas valiosas y agrupaciones que pueden ayudar a combatir la pobreza, desigualdad, inseguridad, violencia, corrupción, impunidad. Algunos de ellos han escrito sus ideas en estas mismas páginas de El Universal. Muchos, colaboran en diversos medios o discuten sus planteamientos en espacios académicos. Otros, han transformado la arena digital en motor para la acción en campo.
Escuchen, atiendan, sumen. No transen, no saqueen al país.
Estén a la altura de la sociedad que en el temblor perdió amigos, familiares, oficinas, casas, equipo de trabajo y que se organizó (y lo sigue haciendo) para salir adelante.
Sean verdaderos servidores públicos.
El país lo merece. Y no aguanta más.
México no tiene por qué soportar otros seis años como los que están por concluir.
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