23 de Febrero de 2025

CARTERA

¿Cómo están la desigualdad y la pobreza en de México?

PABLO ICAZA

El 28 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, que tiene entre sus objetivos “proporcionar un panorama estadístico del comportamiento de los ingresos y gastos de los hogares en cuanto a su monto, procedencia y distribución”. Esta encuesta es fundamental, porque nos sirve para explicar cómo ha evolucionado la desigualdad y gastan los hogares, además de que es el insumo para que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) haga la medición de la pobreza, cuyas cifras difundió el jueves pasado.

La ENIGH 2020 informó que el ingreso corriente trimestral por hogar fue de 50 mil 309 pesos, una disminución de 5.8% real con relación al de 2018, lo mismo que los ingresos por trabajo (-10.7%), que los de renta por propiedad (-13.6%) y otros ingresos corrientes (-5.8%); en contrapartida, se observaron alzas de transferencias (8.3%), y dentro de estas las provenientes de programas sociales (50.4%), así como las estimaciones del alquiler de la vivienda (8%), pero que por sus montos no alcanzan a compensar las pérdidas de las principales fuentes de ingresos.

La variación del ingreso corriente por hogar de los deciles respecto a 2018 fue negativa en todos los casos, salvo el I, que creció 1.3%, destacando las bajas de los más altos, IX (-4.9%) y X (-9.2%). Sin embargo, si subdividimos los deciles por tamaño de localidad (urbano o rural), los resultados son peculiares. El ingreso corriente promedio trimestral de hogares urbanos cayó 8.0%, mientras que el de los rurales sube 3.6%. Este comportamiento diferenciado también se presenta por deciles: en todos los urbanos se registran caídas; en todos los rurales, alzas.

Este desempeño dual se explica porque el PIB de actividades primarias sólo cayó -0.5% en 2020, puesto que, al ser esenciales, no interrumpieron sus funciones; a su vez, en las zonas rurales se han concentrado muchos de los programas sociales.

De lo anterior, no extraña que la desigualdad de los ingresos, medida por el coeficiente de Gini, haya mejorado ligeramente entre 2018 y 2020, ya sea con transferencias (0.426 vs. 0.415), o sin ellas (0.475 vs. 0.468). Aun antes de conocer los datos de Coneval, los analistas ya habíamos concluido que la sociedad mexicana era un poco menos desigual, pero más pobre en términos generales.

Por el lado de los gastos, las cosas también fueron bastante desfavorables: el gasto corriente monetario promedio trimestral por hogar en 2020 disminuyó 12.9% respecto a 2018. La caída de algunos rubros fue incluso mayor: educación y esparcimiento (-44.8%), en vestido y calzado (-42%), y transporte y comunicación (-18.9%). Algunos se debieron a que por la baja de ingresos no se pudieron seguir pagando las colegiaturas, y otros a que el confinamiento significó un ahorro forzado.

En sentido inverso, el rubro de salud tuvo un aumento de 40.5% con respecto a 2018, debido a que, ante la escasez de medicamentos, el desborde de las instituciones de salud pública y la desaparición del Seguro Popular, las familias tuvieron que recurrir al gasto de bolsillo, no sólo para atenderse del Covid-19, sino de otras enfermedades que ya no estaban siendo atendidas por la seguridad social. Esto lo confirmarían las cifras de acceso a los servicios de salud, según institución y tipo de acceso de Coneval, puesto que 42.1% de la población estaba afiliada al Seguro Popular (SP) en 2018 y 36.5% al IMSS. Para 2020 el porcentaje afiliado al SP-Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) bajó a 26.9% y al IMSS apenas subió a 37.2%.

Lo anterior influyó en que el porcentaje de la población con carencia por acceso a los servicios de salud subiera entre 2018 a 2020 de 16.2% a 28.2%, y en millones de personas de 20.1 a 35.7. Estos datos generaron un enorme malestar, porque confirmaron que la desaparición del Seguro Popular sin que estuviera funcionando el Insabi resultó desastrosa por el inoportuno surgimiento de la pandemia, que desajustó todo el sistema de salud, y que el desabasto de medicamentos por el fallido esquema de compras y la falta de una logística adecuada para su distribución ha ocasionado que las familias hayan tenido que asumir una gran parte de ese gasto.