EU voltea de nuevo a ver a México… ¿para no depender de China?
RAÚL RODRÍGUEZ
No es mera retórica diplomática la reactivación del Diálogo Económico de Alto Nivel entre México y Estados Unidos (DEAN) que tuvo lugar ayer en Washington.
El encuentro sostenido entre los equipos encabezados por la vicepresidenta de EU, Kamala Harris y el secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard en el señero Old Executive Office Building, a un costado de la Casa Blanca, tuvo mucho más fondo que los delicados, aunque coyunturales reclamos de empresas estadounidenses que acusan a nuestro país de incumplimientos del T-MEC; y que la crisis migratoria recrudecida en estos días en la frontera sur mexicana.
¿Qué significa y qué resultó de la reactivación del DEAN?
Que México se comprometió a insertarse al mecanismo de seguridad comercial de las cadenas de suministro planteada por el presidente Biden como parte de su estrategia para “Reconstruir mejor Estados Unidos-2030”, a cambio de inversión en el sur del país y Centroamérica, como parte de la estrategia planteada por el presidente López Obrador para detonar el desarrollo de la región y crear los empleos que retengan el flujo migratorio.
Visto objetivamente, se replantearon los términos de la cooperación entre los dos países. México lleva años inserto en la estrategia de seguridad de Estados Unidos que esta vez, por interés propio, compromete, a través de donaciones y préstamos, 250 millones de dólares en nuevas inversiones para impulsar el desarrollo de infraestructura en el sur-sureste mexicano y Centroamérica.
Al término de la reunión del DEAN, Kamala Harris reiteró ese compromiso de inversión y Marcelo Ebrard declaró que nuestro país reconoce que vamos hacia una competencia cada vez más global, por lo que México se incorpora a la estrategia de seguridad comercial de las cadenas de suministro estadounidenses “por voluntad propia y a propuesta nuestra”, para “tener un crecimiento acelerado de inversión”.
Las cadenas de suministro son para el presidente Biden, el pilar de su seguridad comercial. Por eso firmó el pasado 24 de febrero una orden ejecutiva para reforzar su abastecimiento doméstico en sectores estratégicos. Esto para reducir su vulnerabilidad frente a suministros externos, sobre todo de China.
En ese sentido y durante su visita a México el pasado 9 de junio, la vicepresidenta Kamala Harris manifestó especial interés en el papel que juega México en la seguridad de Estados Unidos y enfatizó que debe fortalecerse la confianza mutua y facilitar inversiones estadounidenses, de manera particular en el sur del país.
Muy claramente sugirió que México debe permitir inversión de empresas estadounidenses en el Istmo de Tehuantepec, donde el corredor desarrollado por el gobierno de AMLO jugaría un papel crucial al reducir costos en los precios de los combustibles, sortear el alza de tarifas del Canal de Panamá y absorber parte del tráfico comercial Asia-Costa Este de Estados Unidos.
Hasta ahora no hay nuevas inversiones de empresas estadounidenses en el sur de México y sí una mayor presencia de empresas chinas en las megaobras insignia de la 4T. De acuerdo con datos del Laboratorio de Análisis en Economía y Comercio Exterior de la UNAM, la empresa paraestatal china “Communications Construction Company” está coinvirtiendo en la construcción del primer tramo del Tren Maya, mientras que el Banco de China y el Banco Industrial y Comercial de China participan en el financiamiento de la refinería de Dos Bocas con alrededor de 600 millones de dólares.
De manera que, con la comprometida inversión estadounidense en la región como parte de su estrategia de seguridad de las cadenas de suministro, el gobierno de Biden estaría abriendo un frente directo de competencia global con China, interés que se extiende al suministro de minerales que son parte esencial de sus productos de defensa y alta tecnología: fibra de carbono en aviones y “tierras raras” como el litio, en motores eléctricos y baterías.
No se olvide que el Servicio Geológico de Estados Unidos reconoce que nuestro país tiene 1.7 millones de toneladas de reservas de litio, lo que lo coloca como el noveno en el mundo con la mayor cantidad.
Por eso le digo que la reactivación del DEAN no solo fue retórica diplomática.