6 de Julio de 2025

CARTERA

La pandemia como parteaguas

PÁVEL REYES

El problema de vislumbrar el futuro siempre ha estado presente en el pensamiento de las personas a instituciones. El poder predecirlo es una de las tareas más arduas y los escenarios futuros nunca ocurren de acuerdo con lo planeado. Cualquier plan siempre se estrella con la realidad.

En la historia económica reciente tenemos varios momentos que han servido como parteaguas, que han planteado un antes y un después. Por ejemplo, la explosión de burbuja de las compañías punto com en 2002, o la crisis financiera de 2008. Hoy, la pandemia se ha vuelto un nuevo momento de crisis a partir del cual vamos a encuadrar los siguientes años.

Las crisis anteriores destruyeron valor para empresas, sus dueños, clientes y la sociedad en general. Después del periodo de ‘exuberancia irracional’ previo a la burbuja de 2002, un largo periodo de inversión e innovación hizo posible el crecimiento de las grandes empresas de tecnología: Google (hoy Alphabet), Amazon, Facebook y Apple, empresas que juntas tienen una capitalización de mercado de más de 7 billones de dólares (un siete seguido de 12 ceros).

De manera parecida, la crisis financiera de 2008 que llevó a la quiebra a bancos, ahorradores y ciudadanos, dio origen al ecosistema fintech, la actualización tecnológica de la industria financiera que empezó por dar atención a segmentos no bancarizados de la población y que hoy se han integrado en buena parte al sistema financiero.

La pandemia de Covid-19 no sólo ha representado una crisis de salud, sino que tiene aparejada una crisis económica más profunda que las dos crisis anteriores, sobre todo porque las medidas de cuarentena generaron un desajuste entre la oferta y la demanda de bienes y servicios a nivel mundial. Desde las grandes aerolíneas hasta las pequeñas y medianas empresas experimentaron graves problemas financieros. Esto ha representado una destrucción de valor para individuos, instituciones y la sociedad que tomará años recuperar.

Por otro lado, el rápido desarrollo de las vacunas, la escalabilidad de su manufactura y distribución –aunque inequitativa– a nivel mundial es un ejemplo de que la coordinación entre gobiernos, empresas y agencias internacionales puede generar valor social. La actual convergencia entre la ingeniería genética, la inteligencia artificial y la transformación digital de los procesos de negocio han habilitado nuevas formas de valor que se pronosticaba que ocurrieran dentro de cinco años.

El comportamiento de los consumidores ha cambiado en un periodo muy corto y aún es temprano para determinar cuáles los comportamientos transitorios que se convertirán en permanentes y cuáles comportamientos desaparecerán. De forma similar, las empresas adoptaron políticas emergentes para lidiar con la pandemia y es incierto si permanecerán o regresarán a una etapa a cómo eran antes de la emergencia sanitaria.


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