El día que una masacre se convirtió en atractivo turístico
RAÚL RODRÍGUEZ
Mire a lo que hemos llegado. En la reciente festividad de muertos tuvo gran éxito y mucha demanda en Allende, Coahuila, lo que se publicitó como un “espectacular recorrido turístico de Halloween”. Se trató de visitas guiadas por las ruinas de las casas y ranchos donde el cártel de Los Zetas perpetró en marzo de 2011 una de las más brutales masacres de las que se tenga registro en el país.
A esta columna llegaron expresiones de repudio de los pobladores de esa localidad coahuilense ubicada al sur de la fronteriza Piedras Negras, especialmente contra el presidente municipal Antero Alberto Alvarado Saldívar, por haber permitido y tolerado semejante apología de la violencia criminal del narcotráfico.
Eran las siete de la noche del 18 de marzo de 2011 cuando un grupo de al menos 60 sicarios de Los Zetas derribó con una camioneta el portón principal del rancho Los Garza. Su dueño, Luis “La Güiche” Garza y sus matones Alfonso “Poncho” Cuéllar y Héctor “El Negro” Moreno, eran parte de la organización criminal cuyos cabecillas, los hermanos Miguel Ángel Treviño “El Z-40” y Omar Treviño “El Z-42” los acusaron de traición por haberles robado diez millones de dólares producto de la venta de droga y filtrado información a la DEA.
La venganza de los Treviño (a la postre detenidos en 2013 y 2015, respectivamente), se prolongó durante cuatro días. Los Zetas arrasaron con todo y con todos los relacionados con los Garza, así como con innumerables víctimas inocentes. Destruyeron con trascabos 32 casas y masacraron personas sin que la policía municipal interviniera. La versión oficial consignó 26 desaparecidos, pero algunos testimonios de los pobladores de Allende hablan de hasta trescientos.
En la etapa más álgida de la guerra contra el narco desatada por Felipe Calderón, aquellos hechos fueron silenciados. De ellos se supo hasta 2014, cuando el entonces gobernador Rubén Moreira anunció que se abriría una investigación y luego en 2016, cuando el periodista Diego Osorno documentó lo ocurrido y recopiló testimonios de familiares de las víctimas.
Sobre aquel terrible episodio, Netflix produjo la serie “Somos” que se estrenó el pasado 30 de junio y cuenta la masacre de Allende desde la perspectiva de las víctimas.
El siniestro recorrido nocturno por casas reventadas y ranchos abandonados, avalado por Antero Alberto Alvarado Saldívar (munícipe llegado al poder en 2018 por una alianza entre el PAN y el partido local Unidad Democrática de Coahuila) convocó a visitantes de Piedras Negras, Zaragoza, Nava y otras localidades del estado. Fue organizado por una empresa que en el nombre lleva su desvarío: Equipo Paranormal, la que en sus redes sociales marcaba el itinerario: “Iniciaremos en la Textil, luego el Rastro, el Panteón y las casas abandonadas donde murió mucha gente en la Masacre de Allende”.
Solo faltaba que ofrecieran como atractivo turístico un operativo antidrogas o una ejecución. Como en los tiempos más decadentes del imperio romano.
De las autoridades podría uno esperar eso y peores cosas, pero nosotros qué, ¿ya somos una sociedad de cínicos?