Enmudece la termoeléctrica de Tuxpan
ÁNGEL ÁLVARO
Ahora que se firman nuevos tratados internacionales para que todas y cada una de las empresas sean responsables con el medio ambiente, la necesidad de ver lo que sucede en México con la generación de energía debe ser revisada, modernizada y permanente.
En el foro de Cambio Climático de Glasgow, Irlanda, recientemente concluido, 197 países pactaron, entre ellos México, un progreso gradual de medidas contra la contaminante, pero no se acordó un avance decisivo para frenar sus impactos.
El presidente de la república anunció la adaptación de presas a la producción de energía eléctrica, porque de las 60 no todas generan energía. Así también habló de la intención de contaminar menos con plantas cuyas emisiones contaminantes son inevitables, como es el caso de las plantas termoeléctricas, que trabajan con combustóleo.
En México hay tres plantas termoeléctricas que trabajan con combustóleo: la Central Termoeléctrica Adolfo López Mateos, ubicada en Tuxpan, Veracruz, el 30 de junio de 1991; la Central Termoeléctrica Plutarco Elías Calles, ubicada en el municipio de La Unión Isidoro Montes de Oca, Guerrero, que inició actividades el 18 de noviembre de 1993; y la de Huexca, en Morelos, que no tiene nombre de presidente de la república, cuya iniciativa fue presentada en 2011.
En tres ciudades que son polos turísticos se desarrollará la modernización de las termoeléctricas, lo cual impulsará seguramente el flujo de visitantes, pero en Tuxpan parece que eso no importa, porque no hay información que pueda servir de apoyo para que se fortalezca la región en todos los sentidos.
El suministro de energía eléctrica en México sólo utiliza el 2.5 por ciento del total; sin embargo, el anuncio del Presidente radica en que se modernizarán para evitar la contaminación, que nadie puede negar que emiten, ya que el combustóleo es el residuo que queda después de refinar petróleo crudo, que termina por quemarse emitiendo dióxido de azufre, que es un gas que forma sales que pueden ser transportadas en el ambiente y que, en ambientes húmedos, pueden formar ácidos. La exposición a derivados del dióxido de azufre es peligrosa debido a que afectan al sistema circulatorio a través de las vías respiratorias.
De ahí que haya preocupación en los alrededores de las tres termoeléctricas, en especial la más antigua que es la de Tuxpan, Veracruz, que se encuentra muy cerca de la ciudad, por lo que los responsables de esta planta deben informar a la comunidad de qué se trata esta modernización anunciada por el Jefe del Ejecutivo, quien ya anunció que se cambiarán turbinas, pero es necesario saber si las reparaciones realizadas hace un par de meses son esas actualizaciones o vendrán otras para reducir más aún la contaminación. Porque todavía hace tres años se calculaba que los efectos de la contaminación de la termoeléctrica podrían alcanzar 100 kilómetros a la redonda, y esta planta se encuentra a poco más de seis kilómetros de la ciudad.
Ante esta duda se ha intentado pedir información al superintendente de la planta, el ingeniero Juan Pablo Esquivias del Riego, quien ocupa esta responsabilidad desde el sexenio pasado, pero no da la cara, mientras la población de Tuxpan y municipios cercanos piden información precisa y puntual al respecto.
La población espera una comunicación directa y abierta de parte del superintendente, quien debe dar detalles sobre lo que, de manera muy general, anunció el presidente de la república.
Hace algunos años a nadie le preocupaban las actividades de la termoeléctrica y sus repercusiones, porque a pesar de sus dimensiones sus tareas se realizaban en absoluto secreto, de eso debe acordarse el superintendente Esquivias. Ahora la población exige saber si seguirá afectando la salud de los habitantes, sus playas, lagunas y ríos.