Una American Express, un chofer y casas en Acapulco: las pistas contra Serna
SANDRA ROMANDÍA
Transacciones mensuales de entre 300 y 400 mil pesos con una tarjeta American Express vinculada a su pareja; más de una decena de propiedades a nombre de ella también; casas en zonas residenciales en Acapulco, Guerrero, en las que los recibos de los servicios públicos están dirigidos a quien fuera su chofer, y otras pistas, llevaron a las autoridades a crear el cúmulo de evidencias contra Julio César Serna —exjefe del gabinete de Miguel Ángel Mancera— detenido la noche del pasado 27 de noviembre.
Las imágenes de su captura, en las que se le ve vestido de jeans, chamarra negra y camisa blanca, parecerían inimaginables para quienes trabajaron cerca de él y su hermano, Luis —quien fue particular del exjefe de Gobierno— y los vieron como unos de los hombres más poderosos del sexenio 2012-2018 en la Ciudad de México.
En el momento de su arresto pidió ver la orden de aprehensión; la observó unos minutos mientras era sostenido por los policías que ejecutaron el operativo en la colonia Jardines del Pedregal, al sur de la capital. “Voy a salir, ya sé”, dijo en tono muy bajo mientras caminaba escoltado por los uniformados rumbo al portón del Reclusorio Norte que se abrió para darle la bienvenida.
En las oficinas de la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) empleados que fueron testigos de atropellos y acciones que apuntarían a actos de corrupción se preguntan si también serán detenidos los operadores que laboraron para él cuando fue director entre 2012 y 2016, antes de ser jefe de gabinete. Los trabajadores coinciden en que Serna tenía a su disposición golpeadores que tejieron alianzas con grupos de la delincuencia organizada que tomaron el control total de ese centro de comercio, el más grande de América Latina con 246 hectáreas de territorio, y considerado uno de los puntos con mayor flujo de efectivo en el continente.
Desde entonces, la banda conocida como Los Tanzanios, y otras células, penetraron los pasillos para extorsionar a vendedores de frutas, verduras y demás productos, además de quitarles bodegas para revenderlas. También, en coordinación con grupos del narcotráfico, habrían operado el ingreso de grandes cantidades de droga que llegaban en camiones vía terrestre a la Ciudad de México que simulaban transportar alimentos.
Pero el capítulo oscuro del tráfico de estupefacientes probablemente se contará después, pues por lo pronto Serna solo está procesado por enriquecimiento ilícito y uso indebido de atribuciones cuando estuvo al frente.
En la audiencia que enfrentará hoy se espera que el exfuncionario sea vinculado a proceso y continúe en prisión mientras enfrenta la justicia por tales delitos incluidos en una carpeta en la que se indaga el origen de los recursos con los que adquirió en su periodo como funcionario 20 propiedades en la Ciudad de México y otras más en centros vacacionales.
La pregunta es ¿qué otro exfuncionario de ese sexenio está en la mira de la Fiscalía?
Lo que queda claro, sin duda, es que el cerco alrededor del exjefe capitalino, hoy senador, Miguel Ángel Mancera, se estrecha cada vez más. Decía el francés Jean de la Bruyere que una cualidad de la justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia.