¿Los videojuegos violentos conducen a la violencia?
CARLOS SEOANE
Recientemente, el presidente señaló que analizará el contenido “tóxico y violento” de los videojuegos. En su conferencia mañanera del pasado jueves expresó su intranquilidad por la violencia que hay en este tipo de juegos; “por eso también mi preocupación, y no vamos a tardar en dar a conocer muy bien lo de los juegos del Nintendo, de cómo se está promoviendo, se hace apología de la violencia y cómo se promueven esas prácticas violentas en los juegos, desde los niños, adolescentes”.
Desde hace años se debate sobre si la violencia representada en los videojuegos puede desencadenar la violencia en el mundo real y este tema ha cobrado un renovado vigor a raíz de los tiroteos masivos en los Estados Unidos en los últimos años.
La principal razón para preocuparse son los estudios que afirman haber encontrado un vínculo entre la violencia al jugar juegos de video y la agresión en el mundo real, pero también hay múltiples estudios compensatorios que no han encontrado vínculo alguno.
La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) expresa su posición en una resolución publicada en agosto de 2015, en la cual establece que el nexo entre la exposición violenta a los videojuegos y el comportamiento agresivo es "uno de los más estudiados y mejor establecidos". Sin embargo, esa agresividad incluía insultos, amenazas, empujones, tirones de pelo, y otras formas de agresión verbal y física. No hubo investigaciones suficientes sobre si causaban violencia criminal o letal.
La división de psicología y tecnología de los medios de la APA despreció cualquier vínculo causal. En una declaración en junio de 2017, encontró poca evidencia de cualquier conexión entre jugar videojuegos violentos y realmente cometer actividades violentas. Es muy difícil decir que “jugar tal juego produzca un comportamiento criminal".
En un artículo publicado en Perspectives on Psychological Science se concluyó que, en la gran mayoría de los entornos, los videojuegos violentos pueden aumentar el comportamiento agresivo, pero que estos efectos son casi siempre “bastante pequeños”.
El Centro Nacional de Investigación en Salud (NCHR), una organización sin fines de lucro con sede en Washington publicó; “muy pocos estudios han analizado si jugar videojuegos violentos aumenta la posibilidad de delincuencia, comportamiento delictivo o violencia letal en el futuro. Tiene sentido que, dado que jugar videojuegos violentos tiende a aumentar el nivel de comportamiento agresivo, también resultaría en una violencia más letal u otros comportamientos delictivos, pero no hay pruebas claras que respalden esa suposición".
Estos documentos y muchos otros enfatizan que la exposición a los videojuegos es solo uno de los muchos factores de riesgo para el comportamiento agresivo y la violencia. En mi opinión, factores como el racismo, el odio étnico, adicciones, entornos sociales adversos y – definitivamente – acceso a armas de fuego, pueden ser factores de mucha mayor importancia que “el Nintendo”.
Desde niño fui un gran aficionado a las consolas como Atari e Intellivision y cada vez que podía, me escapaba al “chispas” que se localizaba en la glorieta del Metro Insurgentes en donde era muy feliz hasta que se me acababan las monedas. He de reconocer que la evolución de la tecnología ha conllevado a que la violencia representada en algunos juegos actuales sea grotesca, aquellos con los que crecí no tienen nada que ver con los videojuegos contemporáneos.
Afortunadamente, todavía no hay pruebas contundentes de que estos juegos conduzcan a violencia homicida, asalto a mano armada, robo de autos o agresiones sexuales. De hecho, la mayoría de los estudios de correlación muestran como máximo un efecto pequeño.
Centrarse en los videojuegos violentos como causa de violencia criminal distrae de la urgente necesidad de abordar causas más fundamentales. Es un imperativo moral que el gobierno se enfrente a los problemas subyacentes y no se refugie, aunque sea simbólicamente, en culpar a Nintendo, Xbox o PlayStation.