Niñas y niños olvidados
SASKIA NIÑO DE RIVERA
Estoy sentada entre cunas llenos de niños y niñas del DIF de Nuevo León. Capullos.
En mis brazos tengo a un chiquito de ocho días de nacido con sífilis y VIH positivo. Su mamá tiene 12 años. En la sala de al lado están las adolescentes mamás que comparten espacio con sus bebés aquí. Tienen 12 y 14 años.
En el espacio también hay una niña migrante que dice tener 16 años. No le calculo más de 13 o 14. Tiene nueve meses de embarazo. Colorea mientras su bebé se alista para nacer. Una niña teniendo una niña.
Camino al edificio contiguo y me abraza una chiquita de dos años. Su expediente cuenta una historia de terror. Violada por su papá vaginal y analmente. Ella sonríe sin cesar. No es que esté contenta, es su mecanismo de defensa para generar la suficiente ternura y poder protegerse.
Dos niños, que no tienen nombre ya que acaban de llegar, juegan con unas pelotas. Ambos tirados y encontrados en un basurero. Una chiquita de tres años en una silla de ruedas con las dos piernas rotas y marcas en su cuello de cuerda.
Mi corazón se rompe en 80 pedazos. Tengo un nudo en la panza y no concibo lo que veo.
Niñas siendo mamás. Bebes violadas. Niñas con huesos rotos de los golpes. Niñas y niños que son el futuro de México. El futuro de mi país.
Tenemos que hablar de sexualidad. Tenemos que enjuiciar a los agresores y no dejar que predomine la impunidad. Tenemos que proteger a quienes más nos necesitan.
Con el corazón en trizas no veo por dónde. Con el alma descuartizada por momentos pierdo la esperanza.
¿En qué momento llegamos a esto? ¿En qué momento estás niñas y estos niños no son la prioridad absoluta? Por humanidad. No por política. ¿En qué momento somos una nación que permite esto?
Hace un mes Mariana Rodríguez Cantú sacó a un bebé de aquí. Se la acabaron. La veo convivir con estos menores. Se sabe los nombres de los 289 chiquitas y chiquitos. La abrazan y le agradecen lo que están haciendo aquí.
Atrevámonos a hablar de lo que realmente importa. Démosle la importancia a los temas que los tienen. Son dolorosos. Sí. Pero justamente por eso, el silencio es el peor enemigo.
Reconstruyamos este país. Empecemos por quien más nos necesita. Empecemos por ellas.