25 de Noviembre de 2024

OPINIÓN

Diplomacia de resultados

GUILLERMO ORDORICA

En foros bilaterales y multilaterales, al igual que con interlocutores locales y nacionales de todos los ámbitos, la política exterior de nuestro país estimula un diálogo constructivo que tiende puentes, genera acuerdos y pavimenta la cooperación con otras naciones, organizaciones internacionales y la sociedad civil. Este diálogo, y la diplomacia pública que lo acompaña, afina los mecanismos que facilitan en el extranjero la promoción del interés nacional y la operación de la protección que ofrece México a los suyos.

Componente central de la política exterior mexicana, la protección preventiva y activa de los connacionales que están en el extranjero tiene cobertura global y busca empoderarlos, así como asegurar su integridad física y sus intereses, dondequiera que se encuentren. De forma complementaria a la protección, y con frecuencia parte sustantiva de la misma, la documentación de las personas mexicanas también es crucial para su debida identificación y defensa en otros países; de ahí la importancia de la matrícula consular y de las actas de nacimiento y pasaportes que emiten nuestras representaciones en el extranjero. En ese sentido, protección y documentación son pilares del trabajo diario de todas las representaciones de México en el mundo y su efectividad se pone a prueba en coyunturas de crisis.

En el proceso de evacuación voluntaria de Ucrania, de compatriotas que ahí residen o se encontraban de paso por diversas razones, la protección y la documentación han probado ser de enorme utilidad. Siguiendo instrucciones presidenciales y con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la Secretaría de la Defensa Nacional, las embajadas de México en Ucrania, Rumanía y otros países de Europa se coordinaron en las últimas semanas para garantizar la integridad física de estos compatriotas, su rápida salida de Ucrania y su recepción y hospedaje dignos en Bucarest. Como consecuencia, un nutrido grupo de connacionales y sus familias, así como personas latinoamericanas, viajaron a la Ciudad de México los días 3 y 15 de marzo, en sendos aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, tripulados por personal militar en misión humanitaria. En un gesto de gratitud de México hacia el Gobierno de Rumanía, por su generosidad y facilidades brindadas a los compatriotas para su ingreso al país y albergue en la ciudad de Bucarest, el segundo avión trajo consigo ayuda humanitaria para respaldar la intensa labor de acogida de gente desplazada de diversas nacionalidades que ingresa a territorio rumano.

Este capítulo de protección y documentación significó un reto mayor para el Gobierno de México. De tiempo completo, las representaciones mexicanas en la región vecina a Ucrania se dieron a la tarea de atender la emergencia, en estrecha coordinación con las autoridades federales y con las herramientas de la rica práctica diplomática y consular de nuestro país. Desde la Ciudad de México, y siguiendo directivas precisas del canciller Marcelo Ebrard, el equipo de protección de la Secretaría de Relaciones Exteriores se arremangó la camisa y se sumó a estas labores con entusiasmo. Lo mismo puede decirse de la Amexcid, cuyas gestiones fueron cruciales para la entrega de la ayuda humanitaria a Rumanía.

Cada persona repatriada fue un caso en sí misma. Algunas solas, otras acompañadas por hijos, familiares o amigos, dejaron su vida en Ucrania y afrontaron dificultades diversas. A quienes carecían de papeles de identidad, se les documentó debidamente. De igual manera, se puso especial cuidado en la atención a personas con capacidades diferentes, así como a madres de familia con menores mexicanos, algunos de tierna edad, para cubrir sus requerimientos inmediatos de transporte, alimentación y alojamiento.

Con la camiseta de México bien puesta, el esfuerzo valió la pena y fue exitoso, tal y como ocurre en todas las representaciones mexicanas en el extranjero, cuando se trata de proteger los intereses de la nación y de los connacionales. Este operativo de evacuación voluntaria de un país en conflicto y repatriación al nuestro ha sido inédito. Las lecciones que deja son muchas y sustantivas, por lo que aportan elementos para seguir perfeccionando las políticas de protección y documentación en casos de emergencia y crisis humanitarias. Enhorabuena por el alentador resultado y por la efectividad de la arquitectura institucional que permitió llevar a buen fin este periplo diplomático, en el que el Servicio Exterior Mexicano desplegó las experiencias y capacidades que forjan sus integrantes a lo largo de toda una vida dedicada a México.