Atentado en Nueva York
JORGE ISLAS
Siendo las 8:30 am del día martes 12 de abril, en la estación del metro de la calle 36, en Brooklyn, se perpetró el peor atentado que se tenga memoria dentro del transporte público de la ciudad de Nueva York.
El señor Frank R. James arrojó dentro del vagón en el que se transportaba, que por cierto estaba repleto de usuarios, dos bombas de humo, para acto seguido detonar una pistola 9 milímetros en 33 ocasiones. Al agotar las 30 balas del primer cargador, insertó un segundo de tres que llevaba, pero únicamente alcanzó a disparar tres proyectiles más, ya que para su mala suerte se le atascó el arma. El resultado fue de 10 personas heridas por arma de fuego, 5 graves, 5 con heridas ligeras. Otras 20 personas fueron atendidas por inhalación de humo y crisis nerviosas.
Casi en tiempo real, por medio de las redes y los medios de comunicación nos enteramos de este lamentable hecho, que generó en un principio una gran preocupación a toda nuestra comunidad, dado que la ubicación de dicha estación del metro se encuentra en el lugar que tal vez tiene el mayor número de mexicanas y mexicanos residiendo y trabajando de toda la ciudad de NY, en Sunset Park de Brooklyn.
Por instrucciones del Canciller Marcelo Ebrad, de inmediato nos trasladamos al lugar de los hechos con parte del equipo de protección del Consulado, para asegurar que no hubiese resultado ningún connacional afectado. Al mismo tiempo iniciamos el protocolo de actuación para este tipo de casos, a fin de tener la mayor información, en el menor tiempo posible, para ofrecer los apoyos consulares que pudieren requerir posibles víctimas y familiares. De esta manera, el Departamento de Protección se dividió en dos grupos. El primero me acompañó a la estación de policía en donde se estaba concentrando toda la información del caso, para hablar con las autoridades. El segundo grupo, a su vez, tuvo presencia en cada uno de los hospitales en donde se encontraban las personas que resultaron heridas, para ofrecer apoyo directamente a las familias que así lo pudieren requerir.
El Departamento de Asuntos Políticos nos apoyó haciendo llamadas con los principales responsables de cada institución de la ciudad, para tener información actualizada y con ello dar insumos en tiempo real al Departamento de Prensa y Medios, para que, por medio de las redes sociales, se hiciera del conocimiento los datos de contacto para atender cualquier emergencia relacionada con el atentado. De igual manera, el Departamento de Comunidades estuvo en contacto con los principales líderes comunitarios, a fin de ofrecer apoyo y recibir información local. El Departamento de Sistemas nos apoyó revisando nombres de posibles afectados en las bases de datos.
Gracias al apoyo de las instancias gubernamentales de la Ciudad de Nueva York, en especial el Departamento de Policía (NYPD) así como la red hospitalaria, nos enteramos que únicamente dos hispanos habían resultado heridos. Nueva York, al ser ciudad santuario, por mandato legal prohíbe que, en servicios públicos, se pregunte tanto la nacionalidad de una persona como su estatus migratorio.
Sin duda un atentado sin razón de ser, que en esta ocasión nos dejó un saldo sin lamento alguno, ya que no hubo ningún deceso, y lo mejor de todo, ni un mexicano afectado.