Lo que no se mide, no mejora
MIGUEL MANCERA
El pasado sábado 4 de junio será recordado como una fecha transcendental para nuestro país, ya que por primera vez una mujer mexicana forma parte de una misión espacial, antes de ella, Rodolfo Neri Vela participó en la misión del Transbordador Espacial Atlantis en 1985. Katya Echazarreta dio muestra de que nada está fuera del alcance cuando se tiene voluntad y acceso a elementos de formación y preparación necesarios.
La historia de esta joven, que es orgullo nacional, es de lucha y sacrificio. Cuando tenía siete años emigró a Estados Unidos, donde salió adelante gracias a un esfuerzo constante y la meta fija de estudiar, superando toda clase de adversidades para completar su carrera de ingeniería en electricidad, que la llevó a trabajar en la NASA.
Está claro que un país con un sistema educativo desarrollado y con oportunidades permite la superación de las personas y fomenta su desarrollo. Esta noticia debe ser un acicate para fortalecer la educación en México y evitar que se abandonen los mecanismos que permiten su evaluación, pues, como dijo William Thomson, “Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.”
Paradójicamente el domingo, un día después de que esta mexicana alcanzara el espacio exterior, se dio a conocer que la calidad de los conocimientos que reciben las y los estudiantes en nuestro país no puede ser medida. De acuerdo con este mismo diario, se dejaron de aplicar tres evaluaciones de educación básica: Planea (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes), el Estudio Regional Comparativo y Explicativo, y TALIS (Teaching and Learning International Survey).
Es preciso recordar que la educación sirve para aumentar los grados de libertad de las personas con el fin de que se desarrollen, es decir, funciona como una herramienta para garantizar que las y los niños reciban los conocimientos necesarios para que, como Katya, puedan alcanzar todo aquello que se propongan. En ese sentido, evaluar resulta fundamental para conocer el estado que guarda el sistema educativo.
La nueva política que rige a las instituciones de educación nacional, denominada “Nueva Escuela Mexicana”, cuenta con un enfoque distinto. Algunos de los principios que la distinguen son el fomento de la identidad mexicana, la responsabilidad ciudadana, el compromiso con la honestidad, la participación en la transformación de la sociedad y el respeto a la dignidad humana, entre otros. Asimismo, algunas de las autoridades encargadas de su implementación han mencionado que es necesario un cambio en el modelo educativo que termine “con las pruebas estandarizadas que segregan a la sociedad”.
Sin duda, es muy importante lograr que la educación de nuestras niñas, niños y jóvenes sea cada vez de mayor calidad, pues los 35 millones de estudiantes de México tienen el potencial para ser como Katya, nuestra astronauta. ¡Se los debemos!