25 de Noviembre de 2024

SERPIENTES Y ESCALERAS

La pertinencia de la renuncia y la impertinencia de Alito

SALVADOR GARCÍA

Fue un reclamo casi unánime: de los exdirigentes nacionales que lo visitaron ayer para una encerrona de 5 horas en la sede nacional del PRI, la mayoría le pidió a Alejandro Moreno Cárdenas que analizara “la pertinencia de renunciar junto con su Comité Ejecutivo Nacional para dar paso a una dirigencia de transición y a una renovación que intente frenar la crisis y el desfondamiento electoral del viejo partido". Le dijeron que a las pérdidas electorales, se suma el desgaste de su imagen por la exhibición de una conversación privada con el senador Manuel Velasco y las acusaciones y señalamientos en su contra.

Pero la respuesta de “Alito” fue un “No” rotundo, argumentando que “la militancia no quiere eso” y dijo tener el apoyo de los comités directivos estatales y de los dirigentes de los sectores priistas. Les aseguró que él fue electo “por 2 millones de militantes” (cuando en 2019 reportó que fueron 1.4 millones de priistas los que votaron por él) y que terminará el periodo para el que fue electo el 19 de agosto de 2023, junto con su secretaria General, Carolina Viggiano, quien también estuvo presente.

De acuerdo con fuentes directas del CEN priista, cuando los expresidentes le cuestionaron sobre sus destapes como aspirante presidencial y la manera en que eso puede afectar a un partido que ya está en crisis, Moreno Cárdenas les prometió que no buscará ser candidato a la Presidencia por el PRI y que sólo desea quedarse en la Cámara de Diputados hasta que termine su cargo de legislador en el 2024.

Sólo dos de los exlíderes tricolores salieron en defensa de Alito: Jorge de la Vega Domínguez y Augusto Gómez Villanueva. El resto de los que acudieron al encuentro privado en el Salón “Presidentes”, Beatriz Paredes Rangel, Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Roberto Madrazo Pintado, Claudia Ruiz Massieu, César Camacho Quiroz, Pedro Joaquín Coldwell, Humberto Moreira y Miguel Ángel Osorio Chong, este último como coordinador del PRI en el Senado, le enumeraron razones de por qué una renovación de dirigencia y un vuelco a la estrategia podría ayudar a detener el derrumbe político que vive el partido tricolor.

Hablaron uno a uno los expresidentes y varios de ellos le pidieron a “Alito” analizar los resultados de su gestión: la pérdida de 9 gubernaturas en lo que va de su presidencia y que de 21 elecciones para gobernador en las que el PRI ha competido bajo su conducción (15 en 2021 y 6 en 2022), ha perdido 20 y sólo ha ganado 1, la de Durango ganada en alianza con el PAN y el PRD el 5 de junio pasado. En términos beisbolísticos, esa sería una cuenta que no resistiría ningún pitcher o manager: 20 perdidos y solo 1 ganado.

En su defensa, el líder priista habló del “uso del aparato federal” por parte de Morena, del entreguismo de algunos gobernadores que rindieron sus estados ante el presidente López Obrador y reconoció frente a los exdirigentes que “no he sido incluyente” mientras hacía una convocatoria a la unidad de su partido. Sólo dos de los ex presidentes, Augusto Villanueva y Jorge de la Vega Domínguez, se expresaron a favor de su permanencia al frente del CEN priista.

Cuando concluyó la reunión, tras cinco horas de reclamos, explicaciones y promesas, Alejandro Moreno les pidió a sus visitantes que se reunieran para la “foto oficial”, pero la mayoría dijo que no, porque se trataba de una reunión para analizar la crisis del partido, no para tomarse fotografías. Los exdirigentes le pidieron que se programara una nueva reunión “en un tiempo razonable para que usted reflexione sobre lo que le hemos expuesto y nos dé una respuesta más pensada”.

En cuanto despidió a los expresidentes priistas, Alito convocó a una conferencia de prensa que ya había anticipado desde un día antes y ante los periodistas que acudieron a seguir el encuentro desde la sala de prensa, aseguró que en el largo encuentro “no hubo ningún reclamo, lo que hubo fueron planteamientos, reflexiones, comentarios, una reunión rica, vasta en propuesta, en análisis (porque) el PRI hace la autocrítica no la autoflagelación”.

La realidad es que, aunque la mayoría propuso su renuncia, Moreno Cárdenas no sólo no piensa renunciar, sino que sabe que tiene el control total de la estructura priista, del Consejo Político Nacional que domina en un 80%, de los sectores y organizaciones priistas y hasta de la fracción de diputados, no así del Senado. Todo el control y poder que le dio la reforma estatutaria con la que él mismo se blindó y se otorgó todas las facultades para nombrar candidatos, quitar y poner dirigentes y hacer y deshacer en el partido.

A diferencia de Roberto Madrazo, quien estuvo hoy entre los exdirigentes que fueron al CEN priista, y quién aprovechó su cargo como dirigente nacional para impulsar su candidatura a la Presidencia en 2012, terminando en el tercer lugar de aquella elección, hoy Alejandro Moreno tiene un control más férreo del partido, de la estructura, y ya sólo tiene que lidiar con tres gobernadores que le quedan al PRI. Así que va a ser más difícil que a Alito lo tumben las investigaciones y expedientes alentados desde la 4T con la golpeadora Layda Sansores, a que lo puedan tirar los priistas en una revuelta interna que, además, sería letal para el otrora poderoso partido, hoy casi rémora del PAN.