25 de Noviembre de 2024

OPINIÓN

Un monstruo llamado Nelson

PAOLA FÉLIX

A las mexicanas y mexicanos: La semana pasada detuvieron en la Ciudad de México al líder de una red internacional de pederastas, Nelson N, un hombre de origen holandés y líder de una asociación internacional de pedófilos, creada en 1982. La fiscal Ernestina Godoy Ramos explicó que se realizó una investigación en colaboración con la organización internacional Operation Underground Railroad (OUR), encabezada por Tim Ballard y dedicada a combatir el tráfico y la explotación sexual infantil, la cual alertó de la presencia del pederasta en nuestro territorio. Se le detuvo en flagrancia en inmediaciones del Centro de Transferencia Modal de Chapultepec, asegurándole un arma de fuego, cartuchos, pornografía infantil y drogas. Además, al realizar un cateo en su domicilio, se encontraron más materiales de pornografía infantil, computadoras, celulares, discos duros, tarjetas electrónicas de memoria y dos pasaportes de los Países Bajos.

De acuerdo a la fiscalía capitalina se tienen registros desde 2014, cuando el pederasta promovió diversas publicaciones en páginas y redes sociales, cuyo contenido incitaba a legalizar el sexo con personas menores de edad, incluso, al parecer tuvo un blog en internet, actualmente dado de baja, en el que difundía historias sobre pedofilia y afirmaba su preferencia por los niños, desde que era adolescente.

Este hombre había sido detenido en febrero de 2020 en Holanda, debido a que le encontraron más de 10 mil imágenes de pornografía infantil en su casa; sin embargo, algunos meses después le permitieron llevar su proceso en libertad, el cual estaba condicionado a permanecer en Países Bajos, lo que le permitió huir.

La detención constituye un importante golpe para los tratantes de personas a escala mundial y desde luego en nuestro país, ya que la Asociación Internacional de Pedófilos encabezada por el sujeto detenido es la segunda más numerosa.

No podemos olvidar que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el deshonroso primer lugar en contenidos de pornografía infantil y de distribución, el segundo a nivel internacional en abuso sexual y el primero en América Latina.

La lucha contra la trata de personas es una tarea que parece interminable, este delito tiene raíces estructurales muy profundas que se entrelazan y lo fortalecen. La alta demanda de los “clientes”, la corrupción, las complicidades, las cuantiosas ganancias y la complacencia social, detonan su crecimiento exponencial. Tan sólo en México se estima que existen casi 13 mil cuentas en internet que ofertan pornografía infantil.

No es casualidad que nuestro país ocupe el primer lugar de embarazo infantil de entre los países miembros de la OCDE y tampoco que 14 menores de edad sean reportados desaparecidos diariamente, ¿cuántas niñas, niños y adolescentes más desaparecerán, sin que las autoridades sepan de su desaparición? ¿En dónde están?

En el delito de trata de personas, los delincuentes no sólo son los enganchadores, trasladadores, vendedores y abusadores, también los clientes son delincuentes, incluso, de mayor peligrosidad porque pasan desapercibidos y hasta son considerados personas decentes; los familiares que entregan a sus niños y niñas, quienes integran las comunidades que lo toleran, así como esas personas que se hacen de la vista gorda, forman parte de esta cadena criminal, aberrante, denigrante e inhumana.

La niñez no está segura en México ni en ningún lugar del mundo. En Afganistán hay más de un millón de niñas y niños desnutridos en riesgo de morir de hambre, sus familias están desesperadas en medio del colapso, venden a sus hijos e hijas, el comercio ilegal de órganos ha aumentado drásticamente.

Enrique Dussel tiene razón, seguir en el neoliberalismo conducirá al “suicidio de la humanidad”, aquí lo más importante es tener dinero, sexo y poder, existe una idolatría por el dinero y un culto al placer. En el neoliberalismo, lo más importante son los mercados, aunque sean de personas. Siempre hay que darle gusto al consumidor.

En las entrañas de cuántas personas adultas habitará un monstruo llamado Nelson y no lo sabemos.