La imagen del infinito
MIGUEL ALEMÁN
Para que el ser humano aprecie los grandes avances de su tiempo no debe perder la capacidad de asombro. Dos episodios merecen reflexión en estos días. El pasado 10 de julio se cumplieron 60 años del lanzamiento del primer satélite de comunicaciones comerciales, TELSTAR 1, que revolucionó las telecomunicaciones a nivel mundial, pues logró que la tecnología de esos tiempos diera un avance sorprendente a la televisión y a la telefonía mundiales. Los sistemas de microondas, paneles solares y modos de transmisión contenidos en una esfera de 87 centímetros de diámetro y 77 kilos de peso, marcaron las pautas de las telecomunicaciones satelitales del futuro.
Siete décadas y dos días después la innovación en la conquista del espacio nos ha logrado sorprender con imágenes que son al mismo tiempo hipnóticas e intrigantes del nuevo telescopio llamado James Webb, en homenaje el segundo director de la NASA nombrado por el presidente John F. Kennedy. Bajo su administración se desarrollaron las primeras misiones espaciales tripuladas, entre ellas la llegada del primer hombre a la Luna.
Hasta ahora, el telescopio James Webb se localiza a un millón y medio de kilómetros de distancia de la tierra y opera a una temperatura cercana a 200 grados centígrados bajo cero. Las primeras fotografías mediante tecnología infrarroja, nos muestra un punto del universo donde se observa un caudal de nebulosas, estrellas y galaxias cuyos tamaños nos exponen la inconmensurable extensión que tiene el más alejado punto que la ciencia ha logrado conocer, el cual se estima está a trece mil quinientos años luz de distancia.
Qué gran expectación se genera para los científicos que podrán descifrar más secretos del origen del universo en que vivimos, así como las tecnologías para que el ser humano viva en el espacio.
Muchos serán los avances maravillosos que esta información nos brinde para el avance de la ciencia y la investigación acerca del origen del universo que nos dio un planeta generador de vida. Mientras tanto, parece que nos empeñamos en acabar con la vida en nuestro planeta por la destrucción irracional del medio ambiente y la aún más absurda amenaza de guerra.
Es momento de reflexionar acerca de las emociones que este avance nos ofrece, y que Antoine de Saint-Exupéry explica en El principito: “Me pregunto si las estrellas están encendidas para que cada quien pueda reconocer la suya”.
Rúbrica. Obituario. Conocí al presidente Luis Echeverría en tres etapas de su vida, como secretario de Gobernación; encargado de la regulación de los contenidos de los medios de comunicación y después como candidato priista comprometido con los grupos indígenas y clases marginadas. Como presidente de la República fue promotor de un nacionalismo económico. Tuve oportunidad de cubrir para la televisión de habla hispana, entre otras, su gira a China en tiempos de Mao Zedong, donde abrió el camino para el reconocimiento de ese gran país en la ONU, así como en la defensa de Salvador Allende y la censura enfática del golpe de Estado que acabó con su vida. Y como expresidente cumpliendo al pie de la letra la regla no escrita de guardar silencio después de ejercer el poder. La historia compilará con objetividad todos los hechos de su tiempo.