Damos la bienvenida al 2023, queridos lectores, con agendas repletas. Tanto en lo nacional como en lo internacional tendremos que estar atentos para diferenciar lo relevante de lo que es sólo ruido atmosférico, y deberemos también estar alertas ante lo inesperado.
En México, la política electoral dominará la conversación: dos elecciones estatales que nos dirán mucho acerca de lo que se puede esperar para las presidenciales, en Coahuila y el Estado de México; la discusión acerca del llamado Plan B de reforma electoral del presidente López Obrador y, finalmente, lo que ya es una acelerada carrera por las candidaturas presidenciales para 2024. El otro asunto trascendente para este año quedó afortunadamente bien zanjado desde el primer día de trabajo: la Suprema Corte de Justicia de la Nación eligió a su nueva presidenta, Norma Lucia Piña, una jurista de trayectoria destacada e intachable, pese a la clara preferencia del jefe del Poder Ejecutivo por una candidata notoriamente inadecuada, dado el escándalo que la rodea.
Nuestro vecino al norte tendrá harto que hacer para tratar de balancear los múltiples platillos giratorios que trae en las manos: una economía sobrecalentada que puede caer en recesión; conflictos externos crecientes con Rusia y China; las consecuencias legales de las audiencias sobre el asalto al Capitolio y las posibles demandas penales en contra de Trump y, por supuesto, la carrera por las candidaturas presidenciales de 2024, con los aspirantes ya en posición de arranque.
La guerra entre Rusia y Ucrania continuará empantanada en lo militar y lo político, y seguirá siendo un factor negativo para la recuperación económica global. Presiones inflacionarias, problemas de producción y suministro de energéticos y de alimentos, así como el descomunal gasto militar tendrán efectos perniciosos mucho más allá del frente militar. Incapaces ambos bandos de imponerse en el campo de batalla, sólo les quedará apostar por el agotamiento del enemigo.
China mirará divertida cómo sus dos grandes rivales y competidores geopolíticos se desgastan, a la vez que lleva a cabo un experimento económico, social y de salud pública sin precedentes: el relajamiento de las más estrictas medidas anti-COVID pondrá a prueba la solidez de su aparato político, y también los nervios occidentales ante lo que bien podría ser la más grande oleada de nuevos contagios del virus. Ganarán, por supuesto, la industria farmacéutica occidental y la economía china, libre al fin de las ataduras que le han impedido crecer a los ritmos que acostumbra.
No se puede dejar de hablar de Medio Oriente, donde el nuevo gobierno encabezado —una vez más— por Benjamín Netanyahu tensará no sólo la relación con los palestinos sino el mismísimo tejido político y social de Israel.
El espacio de este artículo se agota y los temas se multiplican, por lo que continuaré con este recorrido la semana que viene.
A ustedes, mis mejores deseos para este año que inicia.
POR GABRIEL GUERRA