Pese al mandato presidencial que ninguna obra quedará inconclusa al final de la presente administración, existen poderes facticos que piensan lo contrario.
Se trata de las tres obras emblemáticas: el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que han encontrado obstrucción por parte de grupos políticos, gobiernos municipales y sindicatos de la construcción, que si bien mostraron abiertamente su apoyo en la campaña electoral de 2018, del presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy buscan tomar su parte del pastel a partir de la extorsión, lo que de paso ha encarecido la ejecución de esas obras.
En la Refinería de Dos Bocas, los sindicatos contratados por ICA montaron, en 2022, protestas por malas condiciones de trabajo; tuvo que intervenir la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para impedir se propagara el conflicto. Pese a ello, los contratistas para el transporte para la nueva refinería aprovecharon su cercanía política con el gobierno de Tabasco para encarecer el acarreo de materiales de construcción.
En el Tren Maya, Fonatur, de Javier May, decidió importar de Cuba dos millones de balasto para desembarcarlos en las costas de Quintana Roo y luego trasladarlo a los tramos de esa obra de infraestructura, con costo de dos mil millones de dólares. Esto resultó más económico que traerlo de los yacimientos de la propia Península de Yucatán ante el dominio del sindicato transportista de esa región, que establece precios y condiciones de traslado insostenibles.
Esos sindicatos han buscado imponerse a los constructores de la obra encomendada a Sedena, que encabeza el general Luis Cresencio Sandoval, luego que han recurrido a la coacción social con bloqueos e intimidación directa.
Algo similar ocurre con el tramo a cargo de Carso Construcciones, de Carlos Slim, que trabaja con el sindicato del ramo adscrito a la CTM, pero que también han encontrado maneras de entorpecer el movimiento de materiales.
Algo no muy distinto sucede con el Corredor Interoceánico del Istmo, cuya construcción la lleva la Semar, del almirante José Rafael Ojeda, que también ha topado con pared con el sindicato de transportistas en Oaxaca-Veracruz que lidera Arnulfo Carrasco Gómez, quien exigen precios para el traslado de material y equipo que excede los montos del presupuesto federal, y que al tener una negativa optan por bloqueos de caminos y acciones de hostilidad. El caso es que con esos amigos para qué necesita enemigos la 4T para concluir obras que buscan llevar desarrollo económico al sureste del país.
LA RUTA DEL DINERO
Aeromexico, que lleva Andrés Conesa Labastida, ya hace maletas para salir de la Bolsa Mexicana de Valores, que preside Marcos Martínez Gavica, para buscar mejores horizontes en la Bolsa de Nueva York por tratarse de un mercado bursátil infinitamente más profundo y legislación más moderna.
POR ROGELIO VARELA