28 de Noviembre de 2024

CAMPUS / Estrategia política / ALEJANDRO ECHEGARAY

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En la primera conferencia matutina del año, Ariadna Montiel, secretaria del Bienestar, informó que a partir del miércoles 4 de enero de este año se empezaban a dispersar los fondos de las pensiones a personas de la tercera edad. Dijo que se van a entregar cuatro mil 800 pesos bimestrales por persona, con un presupuesto total de 339 mil 341 mil millones de pesos al año.

Este gasto tiene un cariz electoral. Por la premura del aviso pareciera que quieren repartir los recursos asignados a los programas sociales antes de que inicien las campañas en Coahuila y Estado de México, y la estrategia para perpetuar la pobreza entre en un impasse electoral.

El gasto social en México ha aumentado, pero tampoco en grandes proporciones. Lo que sí ha pasado es que se ha concentrado en un menor número de programas y, sobre todo, en los que políticamente están más identificados con el obradorato.

El promedio de gasto social en el sexenio de Peña Nieto fue de 711 mil 276 millones de pesos, mientras que en los primeros cinco años de esta administración ascendió a 753 mil 661 millones de pesos. Un aumento en términos reales de 6 por ciento.

Sin embargo, mientras en el sexenio anterior se fondeaban 121 programas sociales (en promedio), en el presente este número se redujo a 80 (en promedio). Para que sea más claro el cambio, en 2013 se fondearon 198 programas mientras que en 2022 y 2023, se redujeron a 65.

Además, de los programas que hoy existen, ocho de los llamados prioritarios por esta administración, concentran 59 por ciento de todo el gasto social. En particular, el programa de Pensión para adultos mayores representa 39 por ciento del gasto social total. La identificación de estos programas con el Presidente, en año electoral, permitirá utilizarlos para comprar las conciencias de las abultadas clientelas electorales.

El Presidente, desde el inicio de su administración, ha declarado que su gobierno se rige bajo el principio rector de “primero los pobres”. Sin embargo, al tener programas universales que benefician a todos los niveles de ingreso, sólo 32?por ciento de la población en situación de pobreza recibe programas sociales.

Hernández Licona de la revista Este País evidencia que quienes se han beneficiado de las transferencias monetarias en los últimos cuatro años no son los deciles más pobres; al contrario: las familias con mayores ingresos tuvieron un incremento de programas sociales de 93 por ciento. El motto del obradorato tendría que ser “primero los ricos”. Los datos más recientes del Coneval revelan que más de 12 millones de personas se han sumado a las filas de la pobreza, y en plena pandemia, 20 millones de mexicanas y mexicanos han perdido el acceso a servicios de salud.

El esfuerzo propagandístico del Presidente es el que sí ha dado resultados. Pero, en realidad, este gobierno sólo ha lucrado con las necesidades de los más pobres. Eso —como ya nos lo confesó en sus conferencias mañaneras— lo ha traducido en doctrina y estrategia política.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY