27 de Noviembre de 2024

RETOS GLOBALES / México y la Sociedad Global / CARLOS DE ICAZA

columnas heraldo

 

 

La inserción de México en la comunidad internacional ha estado condicionada históricamente por dos dilemas: ¿cómo manejar adecuadamente la asimetría con Estados Unidos? y ¿cómo lograr una vinculación eficaz en la sociedad global que contribuya al desarrollo nacional?

En la formulación de la política internacional de un país pesan factores como la ubicación geográfica, el tamaño de su población, la  fortaleza de su economía y su sistema de gobierno. México es un cruce de caminos entre dos océanos y frontera entre el Norte postindustrial y las naciones emergentes del Sur. Somos un pueblo latinoamericano con fuerte personalidad cultural de múltiples y variadas expresiones que han maravillado al mundo.  Pero como quiera que veamos el mapa, somos también el vecino de la mayor potencia económica y militar del planeta con una larga frontera llena de oportunidades y riesgos.

Hoy somos la quinceava economía mundial y el décimo país más poblado, con una diáspora de 38 millones de personas de origen mexicano en EEUU. Además, somos el primer socio comercial de Estados Unidos y exportamos a nuestro vecino 79% de nuestros productos, principalmente manufacturas. 

Así las cosas y sin dejar de lado las complejidades de la extensa agenda bilateral con nuestro vecino, hoy la dinámica de nuestros intercambios comerciales anuncia una gran oportunidad de crecimiento económico para el país, en el contexto de una globalización que va cediendo paso a la competencia entre los bloques regionales.

En lo que va del siglo, la sociedad global ha cambiado dramáticamente. La guerra fría ha sido reemplazada por una creciente confrontación geopolítica entre potencias, trayendo nuevamente a las primeras planas de los medios el fantasma de la guerra nuclear y la amenaza de una recesión económica generalizada. En este marco de incertidumbre acentuado por la rivalidad económica entre EEUU y China, las regiones apuran sus procesos de integración y buscan proteger sus cadenas de suministro.

La reciente y exitosa cumbre de los líderes de América del Norte da cuenta de lo mucho que hemos avanzado en la integración regional con Estados Unidos y Canadá. En este contexto quisiera subrayar la trascendencia de lo apuntado por nuestros mandatarios en la declaración de Norteamérica, pues reconocieron que la región “comparte una historia y cultura únicas que enfatizan la innovación, el desarrollo equitativo y el comercio mutuamente beneficioso para crear oportunidades de comercio inclusivo a favor de nuestros pueblos”.

Sin obviar la circunstancia de que tenemos asignaturas pendientes en el contexto regional hacia el Norte y el Sur, como el representado por el fenómeno migratorio, lo cierto es que estamos lejos de agotar el potencial de desarrollo económico que ofrecen nuevas posibilidades de integración como el “nearshoring”. De ahí la importancia de seguir cuidando esta relación en el marco del respeto mutuo y del cumplimiento de los acuerdos que nos dan certidumbre jurídica.