La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es el orgullo de muchos mexicanos, aún y cuando no hayamos pasado por sus aulas. Hoy su rector se encuentra en medio de un huracán, producto del caso de la ministra Yasmín Esquivel.
En días pasados el rector de la máxima casa de estudios informó que no invalidará el título universitario de la ministra, acusada de
plagio de tesis. Ante estas declaraciones muchos criticaron su postura y hasta lo tacharon de querer evadir su responsabilidad.
El rector Enrique Graue actuó con mesura, pero, sobre todo, con apego a la normatividad universitaria. El mensaje fue muy claro: a
mí si díganme que la ley es la ley. Quedó en evidencia que se debe defender el prestigio de la UNAM y su autonomía.
El defender a la UNAM no implica dar gusto a los que con sus voces pretenden presionar al rector, no se debe de actuar de forma
apresurada ni irresponsable y, por lo tanto, hacer juicios sumarios.
Queda claro que la ministra plagió la tesis y en este punto ya hay un pronunciamiento expreso, ahora sigue determinar qué pasará con el título expedido, pero dentro de un procedimiento en el marco de la legislación universitaria.
El rector ya explicó de manera clara que al conocer el dictamen de la FES Aragón, solicitó la opinión del abogado general de la UNAM, a fin de saber si la normatividad universitaria permite anular un título profesional a un egresado que plagió una tesis. Concluyeron que carecen de facultades para ello.
Lo que sigue es que se convoque a la Comisión Universitaria de Títulos para analizar el caso, misma que deriva de la Comisión de Honor del Consejo Universitario, para que se revise el dictamen de la FES Aragón, dentro del marco del debido proceso.
Esto significa que habrá sanciones, mismas que serán determinadas por la Comisión de Honor. Lo que le duele al rector y a muchos mexicanos, sean o no egresados de la UNAM, es que el escándalo ha puesto en entredicho el prestigio de la máxima casa de estudios.
Debe quedar claro que la UNAM carece de los mecanismos legales para anular un título, esto a pesar de que quedó comprobada la falta académica, y de ética al plagiar una tesis, lo cual ya está documentado.
Como lo expresó el rector, el plagio de una tesis no es menor, es reprobable y pone en entredicho la calidad moral de quien lo lleva
a cabo. Además de que ofende a todos aquellos que con un esfuerzo intelectual se titulan bajo ideas originales sin necesidad de
plagiar a nadie. En pocas palabras, sin hacer trampa.
En unos meses estará resuelto este caso, el rector Graue se va en noviembre, pero estoy seguro de que la resolución será apegada a derecho. No se si justa, pero si en estricto apego a la normatividad universitaria.
Lo que no queda claro, es si la ministra esta consciente de sus actos, y en especial, del daño que le esta provocando al prestigio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Ella está ahí para defender la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, misma que establece en su artículo 95 que para ser ministro de la SCJN debe ser un ciudadano mexicano con título profesional de licenciado en derecho y gozar de buena reputación. ¿Y luego?
Independientemente del resultado final de la UNAM y su resolución, el juicio de la sociedad está muy claro, se incurrió en una conducta reprobable que denota falta de ética.
POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
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