En la actualidad la participación de los partidos de oposición es una verdadera ficción. Para nadie es ajena la bajísima representación que ostentan, ni que la que aún mantienen es casi por obligación. Gracias a que la Constitución Federal prevé su existencia e incluso antes que a los ciudadanos o a cualquier otra institución les garantiza prerrogativas (recursos económicos y materiales) además del acceso al poder.
Esta es una situación realmente dramática ya que la existencia de los partidos políticos hoy en día se debe más a un mandato constitucional que a una realidad que justifique su propia vida. En el caso del PRD, PT y el Partido Verde es obvio: sobreviven porque tienen que existir, pero de ninguna manera porque la gente los pida o justifiquen su razón de ser. Ah, pero y que decimos de la marca comercial MC pretendiendo engañar a través de campañas publicitarias, como si no conociéramos quién es Dante Delgado, utilizando ahora a Luis Colosio Jr.
Sin embargo esto es así porque los disque “líderes” en su infinita miopía insisten en hablar sobre democracia sin siquiera entenderla, sin conocer su verdadera naturaleza, su historia, el fin y los mecanismos que utiliza para ejercerla. Con un enunciado muy simple lo ejemplifico:
Llevan años las mismas personas y los mismos grupos dirigiendo a estos partidos políticos, con los mismos testaferros y las mismas conductas que concluyen con la decisión de los mismos sobre las candidaturas, los liderazgos en los órganos legislativos y hasta en los discursos. Son exactamente los mismos, aburridos, sin contenido, aconceptuales y realmente sin discusión o debate alguno. Carecen de pensamiento, ideología, programa o visión alguna con respecto a la verdadera realidad del país. Insisten una y otra vez en acusar y hacer a un lado a todo aquel que no tenga su mismo “concepto democrático”.
¿Cuál es ese concepto de democracia? En aquel en el que los incluyan en el reparto de bienes y/o servicios. Nada más. Qué los sienten en las mesas de distribución de recursos, que los dejen aparecer en la televisión, radio o redes sociales luciendo, sonrientes, aplaudidores y maquillando la realidad. De ninguna manera buscan definir o dotarle de contenido a la democracia como la conocemos hoy en día, no planean el futuro de los ciudadanos, del país o de las instituciones, ni tampoco les interesa.
Es decir, su visión no es más que una visión egocéntrica, que se acerca cada vez más a un heliocentrismo partidario, lo que en pleno siglo XXI ya suena ridículo. Inclusive el PAN, PRI y Morena caminan a pasos agigantados hacia el mismo escenario, y el mejor ejemplo lo tenemos en el dirigente del PRI Alejandro Moreno, como lo escribí hace unos meses, "Alito y Amlito nos quieren engañar: en realidad son gemelos". Son casi idénticos, y aunque como personas tienen independencia y autonomía, los define el mismo embrión político y comparten el cerebro, el pensamiento y las mismas ideas.
Porque así como Andrés Manuel López Obrador es al Estado Mexicano, el señor Alejandro Moreno es el ejemplo inmejorable de la decadencia del partido político más importante y con mayor presencia en nuestro país cuyo liderazgo se resume al de un líder porril, cínico, traidor, hipócrita, rudo, grosero, ambicioso y lambiscón que nada tiene que ver con la definición más simple de dirigente de un partido político, en cambio sí con la de el líder de una pandilla de hampones.
Todo ello es consecuencia de una primitiva y básica representación voluntarista y obsoleta, construida desde un escritorio o a través de simplones juegos de poder para únicamente repartir posiciones. Por eso es ridículo que las dirigencias de los partidos políticos pretendan introducir o presentar a personajes como pre candidatos presidenciales cuando la población desconoce, cuál es su pensamiento o visión, y por si fuera poco están muy lejos de construir un pensamiento político formado.
Por eso es que no sorprende el que Andrés Manuel López Obrador siga venciéndolos, y que además haya aprovechado el vacío de los partidos políticos para colocar a su persona por encima de ellos y haya utilizado como lo hace el poder popular que ostenta. Bueno, hasta cada una de las conductas que los “presidentes” de los partidos realizan sólo sirven para fortalecer su premisa.
Lo demás es muy sencillo anticipar.
Y no es pregunta.
POR MARTHA GUTIÉRREZ