24 de Noviembre de 2024

DES... PROPÓSITOS / China: La soledad acecha / AGUSTÌN GARCÍA VILLA

columnas heraldo

 

 

La Oficina de Estadística Nacional de China ha anunciado que la población del país en 2022 fue de mil 411 millones de habitantes, 850 mil menos que en 2021, una baja que no se registraba desde 1961.

El año pasado hubo 6.77 nacimientos por cada mil personas, pero 7.32 defunciones por millar, y se augura que dicha diferencia crecerá al paso del tiempo. La situación, como ya sucede en otros países, genera grandes preocupaciones y retos a futuro que implican cambios de patrones de conducta sociales, de consumo, de producción, etc. Más grave aún, el reto de que un cada vez mayor número de personas vivirá en aislamiento y sin una red familiar.

Lo anterior ha sido resultado de políticas demográficas impuestas desde la época de Deng XiaoPing, creador de la China moderna, que avizoraba que para tener el despegue económico tan deseado en esos tiempos un requisito indispensable era reducir a toda costa el crecimiento poblacional. Así, surgió la Política del Hijo Unico (1979), que impedía a las parejas, so pena de ser castigadas, el procrear más de un hijo.

Pero ahora, a más de cinco de años de suavizar la política del “hijo único” y permitir que las parejas tengan dos hijos, el gobierno comienza a reconocer que no ha logrado incrementar los índices de natalidad, pues ante las actuales circunstancias del entorno económico, se generó una especie de moda en la que los jóvenes optan por abstenerse de tener familia.

Ante los recientes registros de tasas de mortalidad mayores a los de natalidad, los funcionarios que en el pasado estaban por la reducción en el número de hijos, analizan nuevas formas de estimular la procreación, preocupados de que la inminente crisis demográfica pueda poner en peligro el crecimiento económico y socave al Partido Comunista en el poder, así como a su dirigente, Xi JinPing.

Es una situación de emergencia, toda vez que la baja de población trae nuevos y difíciles problemas que ponen en peligro el status quo y las aspiraciones de China como superpotencia mundial. Menos población implica menos trabajadores, niveles salariales más altos y menores niveles de importación y exportación, a la vez que menores índices de consumo doméstico, y nuevas costumbres que ponen en riesgo la economía y, con ello, una mayor vulnerabilidad política que podría provocar enfrentamientos entre el régimen y la población, como ocurrió en la plaza de Tiananmen, en 1989.

El descenso poblacional ocasionará, en el mediano y largo plazo, que un número creciente de habitantes, sobre todo adultos mayores, viva en soledad. Eso significa la adopción de un nuevo paradigma social que tendrá que ser afrontado por el gobierno y la sociedad.

El mayor problema no será el pecuniario, pese a mayores gastos en salud, vivienda, alimentación y servicios en general para la población adulta, sino una soledad masiva que sin duda, afectará la situación mental y física de todos aquellos que carezcan de parientes cercanos.

Ojalá la adopción de mascotas o el apoyo de la robótica puedan compensar las carencias familiares.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA