27 de Noviembre de 2024

La geopolítica también circula por las redes / Óscar Sandoval

columnas heraldo

 

 

En la arena pública las crisis y oportunidades pasan por estrategia y/o descuido, la casualidad es solo el deseo de los tontos que se disfrazan de ilusos. Lo interesante en estos tiempos es que las redes sociales, en específico TikTok se ha convertido en herramienta para borrar las fronteras cuando se trata de proyectar global o regionalmente acontecimientos y/o personajes políticos específicos de un país.

A este fenómeno le llamo soft “war” diplomacy y es la evolución de lo que hasta ahora se conocía como “soft power” que es el uso de la cultura, valores políticos y política exterior como herramientas para perfilar con acciones no coercitivas preferencias. 

¿Por qué sumar el término “war” o guerra? Porque hasta hace algunos meses este fenómeno se concentraba en cosas positivas o que podían ser catalogadas como “anécdotas”; y ahora están siendo utilizadas para proyectar políticos y advertir al mundo de los riesgos o ventajas que significan ciertos gobernantes.

También porque el uso de la red social es una forma de perfilar a las personas y el mercado. El tema ha cobrado tal dimensión que, aunque suene exagerado -no lo es-, el gobierno de Estados Unidos prohibió a sus funcionarios usar TikTok.

Vámonos a los ejemplos. El primer caso que generó un eco desproporcionado es la política pública y estrategia de comunicación implementada por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en contra de las pandillas teniendo como protagonista: “la cárcel más grande de toda América” o Centro de Confinamiento del Terrorismo.

Impresionante cómo, por estrategia y en cuestión de horas, la cárcel de un país con poco más de 6.3 millones de habitantes se convirtió en agenda mediática global y administró en la misma arena y estrategia los cuestionamientos de derechos humanos sobre la política pública. Y, por si esto fuera poco, posicionó al presidente Bukele como un personaje global al que hay que poner la lupa encima.

El vehículo principal para diseminar los hechos fue precisamente TikTok y videos que fueron “swipeados” entre información oficial, notas de prensa, tiktokeros como “vehículos voceros” y un algoritmo que te absorbe en un tema. 

El segundo caso es el de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, quien, a partir de una entrevista con Semana Noticias, se ha convertido en protagonista del algoritmo de TikTok, por tratar de justificar el uso excesivo de un helicóptero del Estado Colombiano, acción que no mantiene coherencia entre lo que dijeron en campaña y ejecutan como gobierno.

¿Por qué es relevante para México? Porque a esta incoherencia se suma un discurso que en términos de “humanismo (colombiano)” critica las acciones de Estados Unidos en la guerra contra el narco, concibe y defiende a gobiernos como el Cuba exceptuándolos de ser una dictadura y justificando las acciones antidemocráticas y en contra de las libertades dentro de Cuba en el bloqueo económico de EE. UU. También lo hace justificando la presencia de médicos cubanos en países latinoamericanos. ¿Has escuchado algo parecido en México?

La entrevista de un poco más de una hora y media dibuja perfectamente a Francia Márquez, al tiempo que es material perfecto para hacer videos cortos que rápidamente distribuyan lo declarado a las personas y, a partir de ello, “vehículos voceros” colombianos cuestionan a un gobierno que, como el mexicano, hace de las palabras “humanas” un proceso divisorio social.

Estos son dos ejemplos que las nuevas estrategias de gobierno y de soft war diplomacy a través de las redes sociales que solo van en aumento por la enorme efectividad que tienen en persuadir entre pocos minutos y un swipe percepciones y opiniones que dibujan el destino de la democracia y la vida pública de nuestros países. ¿Está listo el INE a partir de la implementación del Plan B para enfrentar estas olas de comunicación?

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ