24 de Noviembre de 2024

OJOS QUE SÍ VEN / “Agua pasa por mi casa…” / JESÚS MARTÍN MENDOZA

columnas heraldo

 

 

En realidad, la adivinanza es ¿cuándo el Valle de México dejará de ser viable ante la ausencia de agua? ¿Cuál debe ser la actitud de todos ante un recurso cada vez mas escaso debido al cambio climático? Lamento ser incrédulo, pero tengo la certeza de que las campañas de concientización para un uso más racional del agua no tienen ninguna utilidad. No funcionan por una simple razón, a los mexicanos nos les importa lo que le suceda al vecino.

Entiéndase vecino a cualquier habitante de la Ciudad de México. Mientras el servicio llegue, no se interrumpa y se pueda pagar, algunos sienten que pueden utilizar cantidades ilimitadas de agua sin que alguien los cuestione. Esta es la razón por la que ninguna campaña, ninguna, ni siquiera aquella de hace 50 años en la que en televisión un niño pedía a su familia cerrar las llaves del agua, con aquel famoso “ciérrale” ha funcionado. Desde entonces los habitantes de esta ciudad continuamos con uno de los índices mas altos a nivel mundial de uso de agua per cápita del orden de los 360 litros diarios.

Años después, el discurso en medios de comunicación se endureció para insistir en el ahorro del agua con aquella frase, “qué desperdiciado eres”. El consumo de agua no disminuyó, con el crecimiento poblacional la capital de la República es, desde entones, una de las ciudades donde más se consume y se desperdicia agua. Y si a esto sumamos que la obsolescencia de la red hidráulica provoca la fuga del 40 por ciento del líquido, pues estamos en un problema real.

De verdad que esto del agua no es un problema menor. Todos están enfrascados en la lucha por el poder hacia el 2024 dejando de lado un tema, como el abasto de agua, que si no se logra rescatar en donde actualmente llega la infraestructura y dotar de la misma en zonas donde nunca ha estado, los efectos políticos serían de pronostico reservado. No existe político hoy en día que, ante un escenario de escases, se atreva a sancionar a quien desperdicie agua, o a cobrar el precio justo por lo que implica llevar este producto a través de un servicio hidráulico que requiere mantenimiento y crecimiento.

No existe el político que quiera perder adhesiones y votos por darle su justo valor al agua. Por el contrario, el agua es la oferta política por excelencia en donde se fundamentan todas las carreras. El agua tiene connotación humanitaria por ser un derecho. El agua tiene una connotación bíblica cuando Moisés golpea en dos ocasiones una enorme roca por ordenes de Dios para dar de beber a su pueblo y a sus animales.

Ante esto ¿Quién sería capaz de convertir en producto y servicio un regalo de Dios? Los pueblos subdesarrollados o del tercer mundo, eufemísticamente llamados economías emergentes, estamos en serios problemas. Necesitamos hacer más eficiente el uso de agua, pero somos incapaces de cobrar y pagar un valor justo por ella, y peor aún, sancionar de manera ejemplar a quien la desperdicie aun cuando pague por ella.

Por eso, yo no creo en las campañas de “concientización”. Son buenos esfuerzos en donde los medios de comunicación nos involucramos en un objetivo concreto, pero tarde o temprano, si las reservas de agua bajan aun más de los valores históricos que tenemos, serán necesarias otras medidas, ahora sí dolorosas e impopulares para hacer un reparto justo del agua. Espero sinceramente que la campaña que han lanzado el gobierno capitalino y el Consejo de la Comunicación, “Hoy sí”, ahora sí funcione. Porque si no, confirmaría que seguimos caminado en círculos, mientras nuestras reservas de agua merman día tras día.

Corazón que sí siente

Agradezco al Women Economic Forum el reconocimiento por trayectoria periodística que me otorgaron en la quinta edición iberoamericana que se realizó el 21 y 22 de marzo en la Ciudad de México. Me siento muy honrado.