23 de Noviembre de 2024

Los depredadores de Baltimore/José Lafontaine Hamui

columnas heraldo

El Dalai Lama le dio un beso en la boca a un niño. El suceso dio la vuelta al mundo. El hecho ha sido condenado por cientos de miles de personas; todos ellos profanos en el conocimiento de las costumbres y el objetivo del tibetano de hacerlo.

Mientras sucedía lo anterior, justo donde generalmente miramos hacia el otro lado; en el epicentro de los abusos sexuales; La iglesia Católica; se dio a conocer que más de 150 clérigos católicos abusaron sexualmente de al menos 600 niños, desde los años 1940 hasta 2002 en la arquidiócesis de Baltimore, que es la diócesis católica romana más antigua de ese país y se extiende por gran parte de Maryland. La fiscalía señala que parroquias, escuelas y congregaciones tenían más de un abusador al mismo tiempo, incluida la parroquia de St. Mark en Catonsville, que tenía 11 abusadores viviendo y trabajando allí entre 1964 y 2004.

Un diácono admitió haber abusado sexualmente de más de 100 niños. A otro sacerdote se le permitió fingir tratamiento para la hepatitis y presentar otras excusas para evitar enfrentar acusaciones de abuso.  La historia de siempre; mismo modo que el retiro de silencio del gran abusador mexicano; Marcial Maciel.

Es oportuno lo que señala el procurador de Maryland al decir: “La omnipresencia del abuso en sí subraya la culpabilidad de la jerarquía de la Iglesia; la gran cantidad de abusadores y víctimas, la depravación de la conducta y la frecuencia con la que los abusadores conocidos tuvieron la oportunidad de seguir abusando de los niños es asombroso”, solo adicionaría que más que asombroso resulta grotesco que la iglesia católica siga tratando de ocultar bajo el tapete tanto daño y abuso.

La divulgación de los hallazgos redactados marca un avance significativo en una batalla legal en curso y se suma a la creciente evidencia de las parroquias de todo el mundo, ya que numerosas revelaciones similares han sacudido a la Iglesia Católica en los últimos años. Como siempre se deberán conformar las víctimas con declaraciones superficiales y disculpas irrelevantes.

Ahora bien, el silencio y la impunidad le ha costado a la arquidiócesis de Baltimore más de 13.2 millones de dólares por la atención y compensación de 301 víctimas de abuso desde la década de 1980, incluidos 6.8 millones para 105 acuerdos voluntarios tratando de evitar los juicios penales sobre abusos generalizados, perniciosos y persistentes, se han revisado más de 100 mil páginas de documentos que datan de la década de 1940 y fueron entrevistados a cientos de víctimas y testigos, y esto es solamente en Baltimore, las casos crecen exponencialmente en el resto del mundo.

Los casos de impunidad son muchos, por ejemplo: Maskell abusó de al menos 39 víctimas. El clérigo simplemente negó las acusaciones antes de su muerte en 2001 y nunca fue acusado penalmente. Como en el resto de los casos, los líderes de la iglesia se concentraron en mantener oculto el abuso y no en proteger a las víctimas y detener la depredación sexual.

En muchas ocasiones los sobrevivientes del abuso denunciaron, sin embargo las fuerzas policiales y los fiscales generalmente se mostraron indiferentes y sin el menor interés en llegar a la verdad. Medio investigando y sin la menor intención de llevar a los responsables ante la justicia. Mucho menos indagar para descubrir hasta donde llegaba la responsabilidad de los líderes de la iglesia.

El documento incluye numerosos casos en donde se dictaron medidas de protección a los sacerdotes acusados, permitiéndoles jubilarse con apoyo financiero en lugar de ser expulsados; algunos les permitieron permanecer en el ministerio y desde luego los líderes encubrieron a estos depredadores y no denunciaron los abusos ante las autoridades competentes.

Los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero de la Iglesia católica, consisten en una pequeña serie de condenas seguidas por  juicios en relación con  miles de investigaciones dentro de la enorme cantidad de casos de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes y miembros del clero católico en contra de menores de edad que van desde los 3 años, e involucran, en la mayoría de los casos, a niños y adolescentes de entre 11 y 14 años de edad.

Por poner un ejemplo, una comisión independiente que investiga el abuso sexual de menores en el seno de la Iglesia católica portuguesa dijo que los casos documentados indican la existencia de al menos 4.815 víctimas.  La comisión, establecida por la Conferencia Episcopal Portuguesa para examinar los abusos en las últimas décadas, agregó que esto es "la punta del iceberg".  Solo en Portugal, la cloaca se destapa tarde y mal. En todo el mundo sigue habiendo una enorme impunidad para procesar a los depredadores sexuales más grandes de la historia.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI