De creer a los economistas, en los últimos 100 años, Argentina ha tenido 90 de operar con déficit y gastar más de lo que produce.
A sólo seis meses de sus próximas elecciones presidenciales, Argentina está en medio de una seria crisis político-económica.
Podría preguntarse cuando no ha sido así, con el gobierno empeñado en un nuevo capítulo de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), su villano favorito.
La situación se complica más porque la primera gran prueba política de este ciclo será en cuatro meses, en las elecciones primarias para definir a los candidatos en los comicios generales para Presidente, Congreso y gobernadores.
Y por supuesto, los resultados pueden variar mucho, mientras el país enfrenta una crisis simbolizada por una inflación de casi 100 por ciento, problemas de tasa de cambio y controles económicos para tratar de enfrentarla.
Peor aún, ni el dominante peronismo ni la coalición opositora Juntos por el Cambio parecen tener candidatos definidos.
Los peronistas enfrentan un panorama interno revuelto, tras la decisión del no tan popular presidente Alberto Fernández de no presentarse a la reelección y de la vicepresidenta Cristina Fernández, la real "jefe política" del peronismo, de abstenerse, mientras enfrenta una causa judicial por corrupción.
El candidato peronista más idóneo, aparentemente, sería el secretario de Hacienda, Sergio Massa, empeñado ahora en negociaciones que van de lidiar con el FMI, el villano favorito de los peronistas, a convenir con los chinos el comercio en yuanes y buscar un acuerdo con Brasil para dejar de usar dólares en el comercio bilateral.
Del lado de la opositora coalición Juntos por el Cambio las cosas parecen menos urgentes, pero igualmente complicadas. La decisión del expresidente Mauricio Macri de tampoco participar como candidato deja a media docena de aspirantes en la liza. La situación es tal que por ahora, la atención de la prensa política está en Javier Milei, un economista que se define como un "anarco-derechista" y parece atraer a grupos inconformistas.
Si el atractivo de Milei durará lo suficiente para convertirse en un factor real en las elecciones está por verse, pero lo que representa, definido como el hartazgo por la inestabilidad y las continuas crisis va a estar presente de una u otra forma.
La crisis actual es un reflejo de lo que Argentina quiere ser y ha sido, en contraste con su realidad actual.
Estadísticamente, Argentina tenía hace 50 años una población de 23.3 millones de habitantes y seis por ciento de pobres. Hoy tiene unos 46 millones y 40% de pobreza.
El crecimiento demográfico excede a la creación de empleos, los subsidios a la energía crecen porcentualmente en el presupuesto, y casi la mitad de los argentinos recibe algún tipo de ayuda económica del estado y uno de cada cinco argentinos está empleado en el sector público.
Argentina está en crisis. Otra vez.