27 de Noviembre de 2024

DIPLONOTAS / La Unión Europea y Latinoamérica / Beata Wojna

columnas heraldo

 

 

Es una buena señal que la presidenta de la Comisión Europea visitó América Latina, buscando mejorar cooperación con Argentina, Brasil, Chile y México, así como apoyos para la cumbre UE-CELAC que se celebrará en Bruselas el 17 y 18 de julio.

El recorrido de Ursula von der Leyen, junto con la participación del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en las cumbres de CELAC, reflejan una nueva preocupación de la UE por Latinoamérica. Y no se trata sólo de temas económicos y minerales tipo litio, sino de recuperar los canales de comunicación política y mejorar la cooperación en foros multilaterales, como la ONU.

En su reciente estrategia “Nueva Agenda para las relaciones entre la UE y América Latina y el Caribe” del 7 de junio, la Comisión Europea propuso seis prioridades: 1) asociación política, 2) comercio, 3) transición verde y digital en Global Gateway, 4) justicia, seguridad ciudadana y lucha contra el crimen organizado transnacional, 5) paz y seguridad, democracia, derechos humanos, y 6) capital humano, cultura, etc.

En estas dos décadas tuve ocasión de leer al menos media decena de estrategias de la UE hacia Latinoamérica, así que puedo constatar que queda por ver si el impulso de la “Nueva Agenda” será suficiente para desarrollar nueva dinámica en la relación birregional que tiene una base institucional muy sólida y un buen desempeño en cuanto a las inversiones, pero que ha ido perdiendo vigor en cuanto al entendimiento político e intercambios comerciales. Los europeos se dieron cuenta de estos problemas durante la guerra de Rusia contra Ucrania. No obstante, revivir hoy la asociación estratégica birregional es más retador que hace casi un cuarto de siglo cuando nació esta relación.

Primero, las dos partes tienen prioridades y objetivos que no necesariamente coinciden, y esta brecha se profundiza conforme Latinoamérica se vuelve menos democrática. Segundo, todos se acostumbraron ya a la lentitud con la que se procesan acuerdos comerciales y de cooperación en esta parte del mundo. Como resultado de la inflexibilidad y acercamiento “técnico” de las burocracias de la UE, así como de las “rupturas” políticas e institucionales en países latinoamericanos, hoy tenemos muchos acuerdos viejos que unen a ambas partes y varios acuerdos en una “renegociación” permanente sin llegar siquiera a la fase de la firma. Tercero, en la región latinoamericana se fortaleció la presencia de nuevos actores, como China y Rusia, que compiten fuertemente con la UE en el ámbito político, económico y/o de comunicación.

En la nueva estrategia hacia América Latina y el Caribe, la UE optó por privilegiar el diálogo político y la economía frente a lo que se convirtió en un tema espinoso de la relación birregional: la democracia y defensa de los derechos humanos. Al final, parece que el pragmatismo está prevaleciendo en el acercamiento de la UE hacia la región. Vamos a ver si en esta ocasión funcionará.

POR BEATA WOJNA