La percepción de ley y orden ha sido central para los Estados Unidos desde el principio de su existencia, pero ¿qué ocurre cuando esa imagen se disuelve en escándalos políticos, o politizados? ¿Cuándo la convicción es que el "aparato" o el gobierno usan al poder judicial a su conveniencia?
Es un tema complicado. Los principales defensores de la tesis de un sistema judicial que favorece a unos y castiga a otros son los republicanos, que condenan el "trato preferencial" a Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, por delitos que van de la evasión de impuestos dos años seguidos y la posesión de armas de fuego mientras estaba legalmente impedido por un problema de narcoadicción.
Hunter Biden, de 53 años, es la proverbial "oveja negra" de la familia Biden, y aunque los últimos años ha tratado de reformarse sus pecados comienzan a alcanzarlo, parte por acción de las autoridades y parte también por la presión de legisladores republicanos deseosos de elevar el perfil de los delitos del joven Biden para aprovecharlo políticamente en la campaña de 2024.
De hecho, entre los blancos está su relación con una empresa productora de energía en Ucrania hace casi una década.
Pero al mismo tiempo, los mismos que critican la presunta corruptela de Biden, se lanzan contra el Departamento de Justicia y los organismos policiales estadounidenses por lo que consideran como injusta persecución contra el expresidente Donald Trump: después de todo, Trump sólo se apoderó y trató de esconder decenas de documentos secretos que debían haberse quedado en la Casa Blanca cuando salió de ella; tiene una complicada historia de impuestos en el estado de Nueva York, una reputación de hostigamiento sexual, presionó a funcionarios del estado de Georgia para alterar los resultados de la elección presidencial y pareció alentar la asalto contra el Capitolio, el 6 de enero de 2021, cuando el Congreso certificó la validez del voto de noviembre de 2020.
Detalles. Meros detalles.
Después de todo, diría alguno de los legisladores republicanos hoy empeñados en encontrar corrupción en el gobierno Biden, el actual mandatario también tenía documentos secretos "extraviados" en su casa, de su tiempo como vicepresidente de Barack Obama (2008-2016), aunque los entregó sin protestar o tratar de esconderlos.
Y probablemente haya algo más.
Pero eso es correcto. Las investigaciones contra Trump son, sin embargo, injustas producto de conveniencias políticas porque nada hay en el historial de Trump que sugiera que pudiera haber hecho algo malo. Los más de cuatro mil juicios en que se vio envuelto como empresario son meras anécdotas y de ninguna manera son una señal de su carácter o su estilo.
El hecho en todo caso es que los Estados Unidos no son el único país donde el aparato judicial está bajo ataque. Los costos pueden ser enormes, para todo el mundo.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS