23 de Noviembre de 2024

MEXICANOS PRIMERO / Incertidumbre y cierre del ciclo escolar / Fernando Ruiz

columnas heraldo

 

Un nuevo ciclo escolar termina esta semana. Desde el fin de la pandemia, cada año escolar es clave para recuperar las dinámicas de aprendizaje en las escuelas. Aunque en 2022-2023 prácticamente todas las escuelas operaron regularmente, no contamos con información pública sobre los resultados alcanzados por los sistemas educativos estatales.

Con la experiencia del periodo 2021-2022, en la que según datos de INEGI y MejorEdu solo uno de cada 3 estudiantes asistió regularmente a las escuelas y el improvisado modelo de aprendizaje hibrido que no fue adecuadamente implementado, había esperanzas que en 2022-2023 la situación cambiara.

Fue satisfactorio observar el restablecimiento de la presencialidad plena en prácticamente la totalidad de las escuelas durante este ciclo escolar. Las clases iniciaron el 29 de agosto sin las tradicionales amenazas de huelga por la parte del magisterio disidente, los consejos técnicos escolares se realizaron sin problema, así como los periodos vacacionales de diciembre y abril, y el taller intensivo de análisis del nuevo plan y programas de estudio. A pesar de que se perturbó el fin de clases por la ola de calor que azotó a gran parte del país y se acortaron las actividades escolares al 19 de julio cuando la SEP fusionó los 2 talleres intensivos de formación continua en uno solo del 20 al 26 de julio, en términos generales, todo funcionó de acuerdo a lo esperado.

Y a pesar de esto, hay una gran incertidumbre en el magisterio nacional y la ciudadanía. La formulación e implementación apresurada, improvisada e inacabada de los planes y programas de estudio y libros de texto gratuitos generan dudas y desconcierto sobre cómo se podrán aterrizar en cada escuela.

Esto se suma a la ausencia de las autoridades educativas federales en las numerosas reflexiones y diálogos que se realizan a nivel nacional e internacional sobre la transformación de los sistemas educativos, que las disminuyen al pobre papel de operadores y defensores de la agenda educativa presidencial.

También se han mostrado omisos en rendir cuentas sobre los resultados de las evaluaciones diagnósticas y las medidas para la recuperación de los aprendizajes, la atención socioemocional y   para revertir el abandono escolar, todas ellas medidas remediales, pero necesarias por el impacto que la pandemia sigue generando. Algunas entidades federativas como Aguascalientes, Durango, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Yucatán o Puebla impulsaron proyectos importantes para lograrlo, pero con poca información sobre su impacto.

Existe la convicción de que estamos ante una ola de cambios a nivel global que tarde o temprano trastocarán la importancia de la escuela en la vida de las personas. Y preocupa que no existe interés y compromiso desde las autoridades educativas federales para construir una agenda futura sobre la transformación del sistema educativo nacional.

Hoy contamos por segunda ocasión con una maestra en el cargo educativo más importante del país, pero su desempeño no está a la altura de los retos que tenemos. Esperemos que durante el receso escolar haya una reflexión seria y profunda sobre que decisiones se deben tomar y que dichas decisiones ayuden a aclarar el rumbo. Necesitamos medidas más ambiciosas, claras y contundentes para apoyar y acompañar a los docentes en los grandes retos que enfrentan y, al mismo tiempo, abrir el diálogo para delinear la transformación profunda del sistema educativo nacional; aunque ya solo le queda un ciclo escolar a esta administración.

POR FERNANDO RUIZ