España está en medio de una batalla de negociaciones para lograr alianzas que le den a uno de los dos grandes partidos de ese país, Partido Popular (PP) o Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la posibilidad de formar un nuevo gobierno con Alberto Núñez Feijóo o para que se consuma la continuidad de Pedro Sánchez.
Los resultados electorales resucitaron el fantasma de la ingobernabilidad en la que se hundió hace seis años España con el PP, bajo el timón de Mariano Rajoy, acusado de corrupción, de políticas impopulares de austeridad, de crisis económica y de un intento de secesión de Cataluña, que derivaron en su caída un año después.
La jornada también fue una puñalada letal para las aspiraciones de poder de la ultraderecha, representada por Vox: los sondeos pronosticaban que una posible alianza con el PP les daría la mayoría parlamentaria (176 asientos) y el rey Felipe VI les pediría formar gobierno, pero las encuestas volvieron a fallar.
Vox perdió 19 asientos respecto a las pasadas elecciones de 2019, sólo logró 33 diputaciones, por consecuencia su líder Santiago Abascal, sus posturas radicales y fervor al Franquismo se apagaron con los resultados, que por cierto, le dieron al PP (136 asientos), pero no alcanzaron para la mayoría.
El margen para negociar con otros partidos es muy reducido para el PP, mucho tiene que ver la alianza con Vox y el temor de que España se incline más hacia la extrema derecha y de que la avalancha del extremismo que ya tocó a Suecia, Finlandia, Hungría e Italia siga creciendo.
Hace un poco más de un año, Feijóo tomó las riendas del PP para poner orden y regresar al poder, aunque en la campaña salieron sus “trapitos al sol”, que lo vincularon con Marcial Dorado, conocido como contrabandista y condenado por tráfico de drogas. También se le criticó su desconocimiento del idioma inglés.
Del otro lado, Sánchez siempre se ha sabido remontar ante la adversidad y su partido el PSOE alcanzó 122 diputaciones, aunque con más posibilidades de formar gobierno. A favor tiene su lucha contra el COVID-19 o sus apoyos y reducciones al precio del transporte público.
El principal problema de Sánchez tiene que ver con la aprobación de la Ley del “sólo sí es sí”, que debido a sus huecos legales provocó una ola de reducción de penas a los condenados por agresión sexual.
Parece absurdo lo que vive España, porque aquí no aplica el que gana gana. El PSOE tiene amarrada su alianza con Sumar (disfraz de Podemos con 31 lugares) y negocia con partidos más pequeños, catalanes, por ejemplo, para poder seguir gobernando.
El bloque de la investidura de Sánchez, en 2019, (PSOE, Sumar, PNV, EH Bildu, ERC y BNG) suma ahora 172 diputados, a cuatro de la mayoría absoluta, por lo que es clave al menos la abstención del partido Junts, de Carles Puigdemont.
El bloque de la derecha (PP, Vox y UPN) cuenta con 170 diputados, por lo que tampoco les alcanza. Sin duda, el partido de Feijóo ganó, pero podría quedarse “chiflando en la loma”.