23 de Noviembre de 2024

Los libros de la discordia / Onel Ortiz Fragoso  / Opinión

columnas heraldo

 

¿La historia la escriben los ganadores? No. La historia la escriben los historiadores, novelistas, poetas, pintores y otros tipos de artistas, no los políticos. No hay acto de mayor soberbia y, por tanto, de mayor torpeza, que la pretensión de un político de querer pasar a la historia.

A Porfirio Muñoz Ledo le gustaba decir algo así como que “Existen hombres que tienen el poder y son olvidados; hay hombres que nunca tienen el poder y pasan a la historia”.

Déjenme decirles, estimados políticos que la inmensa mayoría de ustedes, sin importar sus partidos, que en estos momentos gozan de un inmenso poder, serán olvidados tan rápido como termine su cargo. En cambio, personajes de la farándula y el deporte, gente del pueblo, serán recordados por varias generaciones. Así es la vida y así es la historia.

La polémica actual en torno a los libros de texto es un eslabón más en una larga cadena de la disputa por la historia. No es un pleito nuevo. Cada sexenio resurge con diferentes grados de virulencia y con nuevos y viejos protagonistas. En esta ocasión destaca el bajo, digo bajísimo, nivel de debate. Se da por memes y basura en las redes sociales.

Ridículo el desplante de Marx Arriaga y absurdas las declaraciones de la Asociación de Padres de familia. Los extremos siempre se juntan. No tengo en mis manos los libros de la discordia. No puedo ser preciso en la carga ideológica o no de su contenido, de sus imprecisiones o sus errores.

Si el supuesto “sesgo” es lo que han consignado los medios de información, le creo a AMLO cuando dice que los libros de texto no contienen la ideología de su movimiento. No se hagan bolas.

Los libros de texto deben ajustarse a lo que dice la Constitución en su artículo 3:

“La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos humanos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia. También promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.” Sólo un punto.

El libro de historia para el nivel básico debe terminar al final del siglo XX. Los hechos de los primeros 23 años de este siglo XXI están en proceso y corresponden a otra materia: sociedad y política del México actual.

Aspiro a que le quitemos el bronce a las estatuas y dejemos de describir las proezas de supuestos héroes, para que contemos las vidas de hombres y mujeres de carne y hueso. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

La política es de bronce.