En la antesala del 8 de marzo, el Senado de la República aprobó la igualdad salarial para deportistas profesionales con trabajos iguales, sin importar el género, y aunque en principio esto es un logro, debemos colocarlo en su justa dimensión para no pensar que todo está hecho en esta materia y lanzar campañas al vuelo.
Que quede muy claro, hoy en México las mujeres no somos iguales ante la ley, no sólo no ganamos igual que los hombres, tampoco se nos reconoce la doble jornada, por lo que debemos mantener la lucha por la igualdad salarial en todos los ámbitos laborales.
Si bien desde finales del siglo XVIII, la mujer se incorporó al mercado laboral esto fue en condiciones deplorables y haciendo oficios considerados como femeninos tales como la moda o la producción de botones.
Muchos sitúan el origen del 8 de marzo en 1857, cuando las trabajadoras textiles en Nueva York, sector predominante femenino, marcharon hacia los barrios adinerados de la ciudad reclamando reducir sus jornadas extenuantes de entre 12 y 16 horas y mejoras en sus salarios miserables.
En marzo de 1908, 15 mil obreras textiles marcharon por la ciudad de Nueva York exigiendo mejores salarios, la reducción de la jornada laboral, y el derecho al voto. Poco después, en noviembre de 1909, estalló la sublevación conocida como el levantamiento de las 20.000, una huelga en la industria de camisas que duró 11 semanas y cuya principal dirigente fue una mujer, Clara Lemlich.
Fue hasta el 8 de marzo de 1910 cuando la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas alzó la voz, para pedir mejorar sus condiciones. A partir de entonces, la mujer, en el mercado laboral, ha conseguido conquistar derechos que hasta ese momento eran exclusivos de los hombres.
En aquellos años la lucha tuvo triunfos que quizá hoy parezcan cosa de broma, pero no fueron fáciles: poder trabajar sin la autorización del esposo, es un tema fundamental en las libertades de las mujeres, y algo que por años les estuvo negado.
Muchas décadas han pasado y al hacer un recuento lo que urge es saber que la lucha de las mujeres en el ámbito laboral y salarial está muy lejos de ser óptima, a pesar de los avances que se tienen a la fecha,
Lo que el Senado aprobó fueron una serie de reformas a la Ley Federal del Trabajo, pero ojo, se trata de establecer un salario base que beneficiará a las mujeres deportistas, quienes enfrentan disparidades salariales, oportunidades de patrocinio y cobertura mediática en comparación con los deportistas varones.
La decisión es positiva, ni duda cabe, no obstante, señoras y señores legisladores se queda corta porque la disparidad salarial no es exclusiva de las deportistas, la enfrentan las mujeres en los diferentes ámbitos; las artistas, las científicas, las empleadas, y prácticamente todas las esferas laborales, por eso hace falta seguir luchando
Durante la discusión de las reformas en comento, hubo quienes dijeron que la disparidad salarial hombre-mujer es brutal, yo diría que no es el único rubro, la disparidad, la discriminación son temas que siguen existiendo y por eso debemos seguir saliendo a marchar el 8M.
POR KAREN QUIROGA ANGUIANO