“Las heridas” es una historia de ese México al que no queremos y no debemos volver
Columna invitada / Fernando Díaz Naranjo
Leer es siempre interesante, apasionante y hasta motivante; nos cultiva seleccionar obras que nos dejan huella, que nos muestran historias, aspectos desconocidos, que nos hacen viajar a través de nuestra imaginación que no tiene límites, y que nos dan ese alimento que nuestra alma necesita para a quienes nos gusta la lectura.
En días pasados adquirí la novela “Las heridas” del autor Felipe de la Mata Pizaña, de donde en principio, me llamó la atención leer una novela escrita por un juez electoral de nuestro máximo tribunal constitucional en materia electoral; si, ese tribunal que, entre sus múltiples facultades, calificará la elección presidencial.
Debo confesar amable lector haber leído algunos artículos escritos por algunos jueces electorales del mismo órgano jurisdiccional y, salvo algunas excepciones, sus textos suelen ser densos, llenos de tecnicismos como si estuvieran redactando el razonamiento jurídico de un voto para una determinada sentencia.
No obstante, con gratitud “Las heridas” tiene una redacción ligera, amigable, pensada para ser leída por toda la sociedad, con una forma elocuente de atrapar al lector y más evocando una época que fue fundamental para nuestro sistema político y electoral: 1988, año en que se renovó la presidencia de la República y que, entre otros aspectos, será recordada siempre por la “caída del sistema”, el control de las elecciones en manos del gobierno, en donde la izquierda mexicana era una especie de manifestación prohibida, entre otras consideraciones.
“Las Heridas” nos relata un México en el que la autoridad electoral no era ni autónoma ni independiente, recordemos que su presidente era el Secretario de Gobernación; el México en el que predominaba en las decisiones, en el rumbo del país una sola persona: el presidente de la República emanado y apoyado por un partido político acostumbrado a ganar con “carro completo” las elecciones; el México de la Guerra Sucia, el de la represión a las juventudes mexicanas, el México de la dictadura perfecta. Todo descrito de manera magistral a través de la pluma del escritor Felipe de la Mata.
“Las Heridas” nos hacen ver ese México previo a las reformas electorales que dieron vida a las instituciones electorales que hoy tenemos y que nos permiten la celebración de elecciones libres y auténticas a través del INE, así como las que garantizan que las controversias electorales sean dirimidas por canales institucionales conforme a Derecho, a cargo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Para el relato de esta novela histórica, Felipe de la Mata nos envuelve en vivencias personales, transportándonos a lugares importantes como el entonces “sur de la ciudad” de México (hoy alcaldía Benito Juárez), la del Valle, Nápoles, ciudad universitaria, la Condesa, la Roma y, por supuesto, el “pueblo” de Mixcoac en el que pone especial énfasis.
“Las heridas” es una historia de ese México al que no queremos y no debemos volver.
La trama involucra principalmente dos historias: la de Alfonso criado por mujeres y, por lo mismo, presenció el arduo camino de la mujer por buscar un camino que la visibilizara . Por otro lado, aparece la historia de Ubalda, maestra rural del Estado de Guerrero, luchadora social que representa la libertad, la igualdad y esos ideales que hasta hoy empiezan a materializarse.
La trama de ambos personajes se desarrolla de manera paralela en torno al conflicto político electoral de 1988 en dónde, un emblemático personaje, Cuauhtémoc Cárdenas “tuvo la responsabilidad y grandeza de no llamar a un conflicto social, a pesar del fraude evidente que había acontecido. Al no llamar a movilizaciones ilegales se convirtió en el líder moral y constructor de la nueva izquierda mexicana….”. y, con ello, podemos apreciar, comprender y entender este episodio de nuestra historia.
“Las heridas” es una novela que las juventudes de hoy deben de leer para que valoren el sistema democrático que hoy tenemos, y aún con sus deficiencias, entiendan nuestro pasado y con ello, aquilaten que siempre puede ser posible regresar a esas condiciones, a ese México que era nugatorio a las libertades.
Recomiendo ampliamente la lectura de esta novela del escritor Felipe de la Mata, y esperamos una segunda y más novelas.