3 de Agosto de 2025

¡Adiós a un héroe!

*Hugo Bermúdez Felipe salvó a dos de sus compañeros de morir en el incendio de la bodega en Héroes de Nacozari; entró de pie a la clínica del IMSS clamando atención inmediata; hoy sus familiares esperan los restos de Hugo en la congregación Mundo Nuevo.

 

Martín Cruz

Nanchital, Ver.-

 

Hugo ya se había puesto a salvo, pero por un acto de compañerismo y humanidad, regresó a rescatar a dos de los trabajadores que se encontraban atrapados en el incendio de la bodega de plásticos situada en Héroes de Nacozari, relata su suegra Rosa María Mayorga.

Con la ayuda del chofer de un taxi hasta hoy desconocido, trasladó a sus compañeros a la clínica 36 del IMSS en donde entró de pie clamando atención inmediata para las otras dos personas que se encontraban graves de salud, producto de las fatales quemaduras.

El martes por la tarde, familiares recibieron la lamentable noticia de que Hugo Bermúdez Felipe, de 28 años, después de varios días de aferrarse a la vida, había dejado de existir. Hoy esperan sus restos para velarlo en el que fue su domicilio, una humilde vivienda construida a base de mucho esfuerzo, situada en la calle prolongación de Juan Osorio, en la congregación Mundo Nuevo, donde posteriormente le darán cristiana sepultura.

 

Deja en la orfandad a una hija de 2 años y en el desamparo a su joven esposa de 23; quien desde que ocurrió el accidente estuvo siempre pendiente, con la esperanza de que Hugo volviera a casa, a ese hogar que juntos habían construido con amor, respeto y trabajo.

En el semblante de doña Rosa hay tristeza, pero es fuerte a pesar de esta situación que por primera vez la familia experimenta: la pérdida de un ser querido. Describe a Hugo como un joven ejemplar, trabajador, con aspiraciones, preocupado por el porvenir y estabilidad económica de su familia.

Tendría acaso cinco meses de haber entrado a trabajar a la empresa de plásticos, en la que semanalmente percibía mil pesos. Pero realizando otras labores dentro de la bodega cabía la posibilidad de mejorar su salario, sin embargo, la empresa jamás le cumplió con el pago de horas extras.

Durante siete años trabajó en plataformas. Estuvo casi un mes desempleado, lo cual le preocupaba. Vino la oportunidad de trabajar en la bodega, que le exigía un horario de 7 de la mañana a 5 de la tarde, a veces hasta las 10 de la noche, por la misma razón de que anhelaba subir de rango y ganar más dinero para llevarlo a su familia y darle una vida digna.

El pasado lunes 12 de septiembre, Hugo salió de su casa como todas las mañanas, se despidió de su esposa e hija. Por la tarde, se mensajeó con su cuñado, habían acordado de verse para jugar una “cáscara” en el campo frente a la agencia municipal de Mundo Nuevo; le pidió que se adelantara. “Una de sus grandes aficiones era el futbol, su equipo favorito el Cruz Azul, incluso, jugó un tiempo en un equipo de la localidad” señala su suegra.

Esa tarde comenzó el infierno, no se sabe cuál fue la fuente de ignición. Se habla de unos tubos con producto que fueron el detonante.

Hugo ya se había puesto a salvo, no había por qué regresar, pero lo hizo al darse cuenta que dos de sus compañeros se encontraban atrapados en el fuego, fue entonces que en un acto de compañerismo, valentía y humanidad, desafiando las llamas logró rescatar a los otros trabajadores que iban gravemente heridos, y que con la ayuda de un taxista, no se sabe quién ni qué número la unidad, logró trasladarlos a la clínica 36 de IMSS, ahí Hugo entró de pie pidiendo ayuda para sus compañeros que estaban muy delicados, mientras que el héroe presentaba severas quemaduras en las manos, la cara, el cuerpo, todo en un 90%.

El martes siguiente fue trasladado a Guadalajara, su esposa con él y posteriormente su hijita. Los doctores dijeron que si pasaba los tres días, Hugo ya estaba del otro lado, aunque al principio debido a las severas lesiones producidas por el fuego, se determinó amputarle ambas manos, lo que posteriormente ya no fue necesario, lo mismo fue dializado, pero en poco tiempo sus riñones volvieron a funcionar. Todo parecía indicar que Hugo estaba respondiendo al tratamiento. Su esposa se dirigió a él por última vez, le pidió que le echara ganas, Hugo solo asintió positivo.

Lamentablemente, luego de 9 días, el joven oriundo de Mundo Nuevo, debido a un paro dejó de existir. Las quemaduras como la medicación lo habían diezmado. Su cuerpo ya no resistió a tanto sufrimiento.

En un pequeño camino de lodo en la congregación de Mundo Nuevo, ahí en una modesta vivienda de concreto con una pequeña recámara y piso rústico, lo espera su suegra, familiares y vecinos, esperan los restos de Hugo Bermúdez Felipe, que serán trasladados desde Guadalajara, donde tendrán que esperar unas 7 horas más para velar el cuerpo y darle cristina sepultura.


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