ROMANA ORTEGA CRUZ
NANCHITAL, VER.
Cuando la gente piensa en Chico Balderas, piensa en ayuda, en dinero, en abundancia, el contraste en lo que ahora se encuentra emergida la ciudad de Nanchital, en donde el poder regresa a lo que en un tiempo fue la familia del también llamado cacique del pueblo.
Oscar Piña Balderas, nieto del fallecido líder petrolero, tomó el cargo de presidente del DIF municipal el pasado 1 de enero, y a la fecha inició una revolución tan solo en su área, la cual le ha quedado chica ante la gran iniciativa que tiene por mejorar el servicio a los habitantes.
Reordenó, demolió el edificio, tumbó, amplió cuadrilla de personal, pactó ya beneficios para la comunidad en tan solo 23 días de entrar al poder; no hay recursos aun, tiene problemas para solventar la nómina, a los estirones les cumplió a los empleados, pero él ya hizo y deshizo para el bien de los nanchitecos.
Se planta a las afueras de la oficina de su madre para que lo reciba, esperando su turno para que los recursos que por Ley le corresponde al DIF municipal sean entregados para trabajar de manera inmediata, y si falta solicita que se le canalice, le presenta a la alcaldesa propuestas, opciones, la pone en aprietos antes el recurso que se tiene que estirar por que no alcanza, pero Oscar ahí está.
¿Por qué hasta ahora?
La respuesta de Oscar fue precisa, “hasta ahora nos permitieron hacerlo, hay gente que no quiere a los Balderas, si mi abuelo cometió errores no lo sé, pero siempre quería el bien para lo sociedad, nosotros tenemos ese espíritu de ayuda, lo hemos hecho a nuestro alcance ya que no teníamos los recursos para apoyar a toda la gente que ha acudido a nosotros”.
MIS VIVENCIAS (Oscar Balderas)
--La gente me pregunta si tengo ficha, si soy de planta, si mis padres son jubilados, y la respuesta s todo es “no”, a nosotros nos sacaron de la jugada, a lo mejor porque los merecíamos o no, pero simplemente creo que esto es preparado por Dios y por mi abuelo, tenía una mente tan grande que creo sabía que esto sucedería y lo mejor que nos pudo pasar es iniciar de abajo hacia arriba--.
Cuando me recuerdan a mi abuelo siento muy bonito, fui el único que insultó a Chico, era muy pequeño, aprendí groserías y no sabía el significado, se lo decía a él, y recuerdo cuando se quejaba con mi padre y le decía, “Mira Miguel este niño”.
Recuerdo a ese abuelo apapachador, consentidor, esas siestas que jamás regresaron después de su muerte, las tengo presentes, y tengo muy presente su miedo cuando él decía, que si el moría Nanchital se acabaría, hoy donde quiere que nuestro líder histórico esté, le quitaré esa idea, recuperaremos nuestro municipio, porque Chico vive y vive en nosotros y en cada ciudadano que quiere lo mejor para nuestra comunidad.
“Don Chico, ayúdeme no tengo casa, don Chico quiero trabajo, don Chico no tengo para comer”, nunca salió un no de la boca de mi abuelo, cuando me tocó de niño estar a su lado y ver a la gente acudir a él, siempre tenía una solución, la mejor para todos.