La oportunidad de un cambio de dirección en el gasto público
JULIO MILLÁN
El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) heredará para el próximo 2022 un aumento de los ingresos públicos por hasta 230 mil millones de pesos, equivalentes a 4.1% de la Ley de Ingresos de la Federación 2021, sin contar la línea de crédito del Fondo Monetario Internacional por 61 mil millones de dólares. Ante la debilidad por la crisis económica y sanitaria, esta es una oportunidad para aumentar la inversión pública y propiciar nuevas inversiones en medio de un adecuado ambiente de negocios.
El incremento en los ingresos se explica por los 200 mil millones de pesos estimados por la miscelánea fiscal y los 1.5 mil millones de dólares (30 mil millones de pesos) del impuesto corporativo mínimo global promovido por el G20 (con tasa de al menos 15% para multinacionales), según cálculos del Servicio de Administración Tributaria y de la SHCP.
Aunque estos ingresos no eximen a las autoridades de buscar una reforma hacendaria que dé certeza a las finanzas públicas en el mediano y largo plazo, la decisión que deberán tomar los hacedores de política pública será sobre cuál debiera ser el destino de este excedente teórico, una vez que se materialice. Por un lado, desarrollar inversión pública que contribuya a un adecuado ambiente de negocios y de atracción de generación de inversiones privadas rentables, tanto nacionales como extranjeras, mientras que por otro lado está continuar con un elevado gasto social y proyectos que no terminan por demostrar su contribución a la recuperación económica.
En perspectiva, 230 mil millones de pesos son equivalentes a 4.6 veces el presupuesto estimado para ciencia, tecnología e innovación este año, más de 100 veces lo destinado a turismo, más de 28 veces el funcionamiento del extinto INADEM y Fondo Nacional del Emprendedor juntos, o bien, 87% del total de la inversión del aeropuerto en Santa Lucía y el Tren Maya.
En México, desde 2010 y hasta 2016, el gasto público de inversión representó entre 3% y 4% del PIB, y desde 2018 a 2020 se mantuvo en alrededor de 2% del PIB. Si los 230 mil millones fueran destinados a gasto de inversión, significaría llegar a 3 puntos del PIB en 2022.
A lo anterior falta agregar la línea de crédito disponible con el Fondo Monetario Internacional, de alrededor de 61 mil millones de dólares, con una tasa de interés baja y competitiva. Las posibilidades de redinamizar la economía nacional se multiplicarían, siempre y cuando el uso que se dé a los recursos tenga como destino contribuir con empresas nacionales y extranjeras a desarrollar proyectos productivos de largo plazo, a preservar y generar empleos, a captar y generar tecnología e innovación.
Las estimaciones sugieren que la crisis económica y sanitaria ha cobrado la vida de hasta 500 mil personas y que 10 millones se integraron a las filas de pobreza por esta misma causa.
Es, sin duda, el momento para actuar en favor de quienes más lo necesitan, pero no a través de transferencias; se requiere la generación de más y mejores de empleos, de desarrollar el capital humano nacional a fin de facilitar la atracción de nuevas inversiones.
Coincidimos con quien fuera titular de SHCP hasta hace unos días: “las finanzas públicas y el sector financiero se van a tener que recalibrar”. Este es el gran reto al que deberemos enfrentarnos. No hay duda ni discusión, el modelo económico que durante décadas prevaleció se ha agotado, ahora la coyuntura se convierte en un momento ideal para hacer un cambio en la estrategia, para utilizar recursos que estarán disponibles de una manera adecuada, sólida, en favor del crecimiento y recuperación económica.