- Y es tricampeona mundial en salto triple
Agencias
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Apenas Yulimar Rojas toma su lugar en la pista comienza el espectáculo. La atleta venezolana levanta lentamente los brazos hasta chocar sus palmas. Concentrada, repite el acto dos o tres veces, hasta que el eco que baja desde la grada le confirma que cuenta con la atención de un estadio entero.
Entonces da paso al ritual: Yulimar mira fijamente el foso de arena, humecta sus manos, amaga el impulso mientras recita palabras ininteligibles, y luego se suelta en el vértigo de su carrera hasta que llega un salto, otro salto y después el definitivo. Como una niña que juega, “Yuli” aterriza con violencia en la arena pero se levanta de inmediato, en su gesto se sabe si está satisfecha o no.
En el Hayward Field de Oregon saltó 15.47 metros, distancia suficiente para ganar el oro y convertirla en tricampeona mundial en el Triple salto, pero su reto va más allá, sueña con superar algún día los 16 metros.
La carrera de la mejor atleta venezolana de la historia ha crecido a un ritmo vertiginoso. Desde hace poco más de ocho años, cada competencia supone un paso más a la inmortalidad. El oro en el Campeonato Mundial de Atletismo se suma al que consiguió en Londres 2017 y Doha 2019, para una triple corona que reposa en su vitrina justo a un lado de la proeza conseguida en los campeonatos bajo techo, con los oros en Portland 2016, Birmingham 2018 y Belgrado 2022.
Consagrada como la mejor representante de la disciplina en la actualidad, Yulimar ha roto sus propios límites. En los Juegos Olímpicos de Rio 2016 ganó la medalla de plata después de una épica batalla con la colombiana Caterine Ibargüen, quien se bañó en oro y de alguna manera cedió la estafeta a la venezolana en un pacto latinoamericano. Para Tokio 2020, sin embargo, “Yuli” ya no tuvo competencia entonces optó por superarse a sí misma. La nacida en Puerto La Cruz no sólo ganó el oro, sino que rompió el récord mundial al saltar nada menos que 15.67 metros, hasta ahora la distancia más larga registrada al aire libre.
En la pista bajo techo el lugar de privilegio también lleva su nombre, con los 15.74 metros conseguidos apenas hace unos meses en Belgrado. “Lo conseguiré. Nací para saltar 16 metros”, suele decir con la convicción de quien no conoce los límites.
Cada salto de Rojas suele estar acompañado de una sonrisa. La venezolana evoca los tiempos difíciles de la infancia en el barrio de Pozuelos para valorar el presente. Esa niña que le temía a las tormentas que hacían vibrar el techo de su casa y que veía en la pequeña televisión a los equipos de softbol y voleibol representar a Venezuela, de alguna forma sigue saltando con ella, en un impulso de coraje.