Acorde a un reciente reporte presentado por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Segob, 46% de estos cuerpos han sido identificados y, de estos, 57% entregados a sus familias.
El Universal
CIUDAD DE MÉXICO
En los últimos cuatro años, el gobierno federal ha reportado 2,441 fosas clandestinas de las que han sido exhumados 4,261 cuerpos. Acorde a un reciente reporte presentado por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Segob, 46% de estos cuerpos han sido identificados y, de estos, 57% entregados a sus familias.
Duele escribir acerca de miles de seres humanos que terminaron su vida en un agujero cavado en algún páramo desolado con el objetivo de desaparecer todo rastro de su existencia. Recordemos que, para las autoridades, si no hay cadáver, no hay homicidio. Esto es algo que los criminales entienden a la perfección.
Duele aún más escribir acerca de esas valientes organizaciones ciudadanas conformadas por extraordinarias mujeres (las madres buscadoras) que, frente al terrible escenario de la desaparición de su esposo, hijo o hermano, han convertido su vida en una cruzada para dar con el paradero del ser amado siendo este un objetivo prioritario en su diario acontecer.
Pero lo que lo verdaderamente destroza el corazón es escribir acerca de las madres buscadoras que han sido asesinadas por criminales malnacidos y cobardes con el objetivo de acallar sus voces.
En 2022 han sido asesinadas cinco de estas activistas de personas desaparecidas:
Ana Luisa Garduño (madre de Ana Karen Huicochea) fue ultimada en el municipio de Temixco, Morelos, en enero.
Gladys Aranza Ramos (esposa de Bryan Omar). Este feminicidio aconteció en julio en el Ejido Ortiz, perteneciente a Guaymas.
Rosario Lilián Rodríguez Barraza (madre de Fernando Abizaid Ramírez) fue hallada sin vida en agosto en La Cruz de Elota, Sinaloa.
Blanca Esmeralda Gallardo (madre de Betzabé Alvarado Gallardo) fue privada de la vida en la ciudad de Puebla en octubre.
María del Carmen Vázquez (madre de Osmar Zúñiga Vázquez) era integrante del colectivo Personas Desaparecidos en Pénjamo y fue asesinada en noviembre en Abasolo, Guanajuato.
Nuestro México surrealista alberga todo tipo de absurdos y sin sentidos, pero ¿cómo explicar que existen madres que buscan con sus recursos y sin ayuda del Estado a seres amados desaparecidos con el riesgo que ello implica?
La simple lectura de esta pregunta debería hacernos rechinar los dientes con la más profunda de las indignaciones.