El fallecimiento del presidente iraní, Ebrahim Raisi, en lo que se describe como la caída accidental de un helicóptero provocó sin embargo especulaciones sobre su impacto y aún posibles luchas internas en el seno del régimen de una República Islámica largamente controlada por elementos "de línea dura".
Raisi, al que se presentaba como probable sucesor del "Líder Supremo", Ayatolá Ali Jamenei, era más conocido como "el Carnicero de Teherán", por su papel en las ejecuciones masivas de prisioneros políticos en 1988, como fiscal adjunto y miembro del llamado "Comité de Muerte" creado ese año para enjuiciar a disidentes.
A pesar de que la cifra de ejecutados es desconocida, algunas publicaciones la ubican entre los 2,800 y los 30,000, aunque en 2018 Amnistía Internacional estimó que fueron "entre 4,500 y 5,000". La agrupación apuntó que hubo secuestros y ejecuciones extrajudiciales.
Raisi, un teócrata de línea dura, fue electo Presidente en 2021 con la promesa de combatir la corrupción y durante los últimos dos años fortaleció el choque con Estados Unidos a propósito del pacto nuclear de 2015, que limita la fabricación de material radiactivo, y en los últimos meses la relación entre el régimen iraní y grupos político-militares palestinos como Hezbolá y Hamas.
Fue notable también su enfrentamiento con Israel, en abril pasado, cuando unos 300 "drones" y misiles fueron lanzados desde Irán contra Israel, como advertencia tras el aaesinato de un jefe militar irani en Damasco. El ataque fue tan anunciado que fue interceptado y no provocó daños; Israel respondió con un ataque similar que fue igualmente anulado.
Raisi en todo caso era conocido también por posturas adversas a la libertad de expresión en Irán, y de hacer cumplir la dura "ley de castidad y hijab" para restringir la vestimenta de las mujeres. La ley otorgó poderes ilimitados a la llamada "Policía Moral" en el país.
La aplicación de estrictas leyes islámicas, como la "ley de castidad y hijab", desencadenó protestas en todo el país contra el régimen teocrático tras la muerte bajo custodia de Mahsa Amini en septiembre de 2022. Amini, una joven de la minoría kurda, fue arrestada por la policía moral por tener mal puesto el velo o hijab.
El presidente iraní mantuvo una línea de dureza durante las protestas desatadas por la muerte de la joven, y apoyó la represión de las movilizaciones ejecutadas por las fuerzas de seguridad.
Un año después, Raisi describió la muerte de Amini como "un incidente", denunció una "guerra híbrida" por parte de países occidentales, encabezados por Estados Unidos, con el objetivo de desestabilizar a las autoridades y defendió las investigaciones llevadas a cabo para esclarecer el suceso.
La muerte de Raisi puede crear alguna incertidumbre política en Irán, pero lo más probable es que una lucha de poder se resuelva entretelones del régimen.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS