Margarito Escudero Luis
Es lamentable que la sociedad se esté polarizando, que se esté fomentando el divisionismo y que se ponderen los intereses personales por encima del bien colectivo.
En este momento pareciera que estamos en medio de una lucha encarnizada por sobrevivir y hay quienes encontraron su modus vivendi pasando por encima de los derechos de los demás, procurando quedar bien con el poderoso, aunque eso haga caer a un individuo en la abyección total.
Es lamentable que en el siglo XXI los mexicanos tengamos que tomar partido nuevamente, dejando atrás momento de historia que debieron remarcar una conducta nacional para transitar hacia el futuro.
Pero hoy, hay quienes se empeñan en esconder lo que realmente sucede en el seno de la sociedad, lo peor es que pretendan engañar a otros ciudadanos contando mentiras, a pesar de lo evidente.
Están felices porque en algún momento, en lugar de cobrar en pesos mexicanos, lo harán de dólares.
UN POCO DE HISTORIA
Por eso, rescatamos un poco de historia, un pasaje luminoso en el pasado de México que le dio certidumbre a la Nación y que no trajo hasta donde estamos ahora, justo cuando hay grupos que niegan lo conseguido.
En abril de 1960, el Ejecutivo Federal inició negociaciones para comprar las acciones de las empresas que tenían a su cargo el suministro de energía eléctrica, de los bienes e instalaciones de las compañías privadas y que operaban con serias deficiencias por la falta de inversión de capital y por los problemas laborales que enfrentaban y que habían quedado bajo el control de la C.F.E.
El gobierno compró en 52 millones de dólares el 90 por ciento de las acciones de The Mexican Light and Power Co. y se comprometió a saldar los pasivos de esa empresa que ascendían a 78 millones de dólares.
El pago por las acciones de la American and Foreign Power Co., fue de 70 millones de dólares (otros datos señalan que fueron 65) y la negociación fue cerrada con el compromiso de las empresas de invertir en México el dinero que recibieran para evitar una excesiva exportación de divisas.
Así, la Nación adquirió 19 plantas generadoras que daban servicio al Distrito Federal y a los estados de Puebla, México, Michoacán, Morelos e Hidalgo; 16 plantas hidráulicas y 3 térmicas, varios cientos de líneas de transmisión y distribución; dos subestaciones transformadoras; 38 subestaciones receptoras; de bancos de transformadores; 11,000 transformadores de distribución y 6,800 Km., de líneas de baja tensión. 15 plantas hidroeléctricas; 3 plantas termoeléctricas; el edificio de la esquina de Melchor Ocampo y Marina Nacional de la Ciudad de México y todos los demás inmuebles y muebles de las estaciones y plantas termoeléctricas e hidroeléctricas, así como equipos y materiales de oficina. También fueron comprados los activos de las siete empresas administradas por la Compañía Impulsora de Empresas Eléctricas.
El uno de septiembre de 1960, el presidente López Mateos anunció la reforma al ARTÍCULO 27 CONSTITUCIONAL, A FIN DE QUE NO SE OTORGARAN CONCESIONES A PARTICULARES PARA LA PRESTACIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO DE ENERGÍA ELÉCTRICA.
El proceso de nacionalización concluyó el 29 de diciembre de 1960 con la siguiente adición al artículo 27 Constitucional: “Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines”. Con esta medida se rescatarán de extranjeros las acciones que habían quedado en sus manos.
En 1963 la Mexican Light and Power Company Ltd., se convertirá en Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
En diciembre de 1974, Luís Echeverría Álvarez promoverá una reforma al artículo 27 de la Constitución, en donde se otorgará exclusivamente a la nación, el aprovechamiento de los materiales radioactivos y combustibles nucleares necesarios en la producción de energía atómica, que es indispensable en el proceso de instalación y operación de plantas nucleares generadoras de energía eléctrica.
Como puede verse, todo lo anterior ya no tiene valor, queda en el recuerdo de quienes lo vivieron, la actual generación será testigo del retroceso promovido desde el gobierno.
JORNADA PERREDISTA
Lo que se esperaba en la elección interna del PRD sucedió. El guión no tuvo grandes cambios, salvo que ahora las transas se hicieron en calma y bajo la vigilancia del INE.
Es probable que no haya impugnaciones en lo local, ya que no hay registros de hecho descarados, sólo el acarreo (que aseguran los perredistas que está permitido) y la compra de votos con despensas u otros objetos entregados a la militancia.
Pero los perdedores no se quedarán quietos y seguramente le meterán ruido a su elección, buscando tumbar el triunfo de los otros, pero deberán demostrar fehacientemente los delitos cometidos.