23 de Abril de 2025

ENTRE OVNIS Y ALIENS / “El Silencio de Dios: La Muerte del Papa Francisco y las Teorías de lo Inconfesable” / POR: MARCIANO DOVALINA

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Ha muerto el Papa Francisco. A secas. Sin previo aviso del Espíritu Santo ni boletín oficial que amortigüe el estruendo que suena en las bóvedas vaticanas, donde los rezos se vuelven cuchicheos y los cálices tiemblan más por el miedo que por la consagración. Murió —dicen— plácidamente, como corresponde a los hombres santos, pero ni la muerte más beatífica escapa al cuchicheo universal de la sospecha.

El Papa de los pobres, de las periferias, de las causas perdidas y de los migrantes sin patria, ha sido llamado a cuentas. Y en una época en la que Dios parece tuitear más que inspirar, lo que nos queda es el eco de una institución que, si bien aspira a la eternidad, no escapa a los efectos secundarios de la política terrenal.

El cuerpo y la conspiración: versiones no oficiales del Vaticano S.A.

Versión uno, la del obituario oficial: murió dormido, bendecido, en paz, rodeado de incienso y cánticos, como en un cuadro renacentista.

Versión dos, la del ala dura eclesiástica: el Papa fue “retirado” por sus posturas peligrosamente humanas. La misericordia no es buen negocio, ni la austeridad genera dividendos.

Versión tres, la de los servicios de inteligencia con crucifijo: un envenenamiento lento y discreto —como todo en el Vaticano— fue el precio a pagar por abrir los archivos del Holocausto, por criticar al capitalismo rapaz y por preferir a los refugiados antes que a los cardenales.

Versión cuatro, la más blasfema y más humana: murió de tristeza. De saberse puente entre un mundo que no escucha y un Dios que, a ratos, también parece guardar silencio.

Y ahora… ¿quién hereda a Pedro?

La muerte del Papa Francisco deja un vacío incómodo, no solo porque se va un pontífice sino porque se muere una cierta idea del cristianismo. La iglesia social, la del abrazo más que del dogma, se tambalea. ¿Volverá la Iglesia a sus modos medievales? ¿O surgirá un nuevo Papa influencer, experto en TikTok y geopolítica?

El cónclave que se avecina será, sin duda, una batalla entre dos iglesias: la que reza y la que factura, la que lava los pies y la que lava dinero.

Los buitres en la Plaza de San Pedro

Ya vuelan sobre Roma los analistas, los prelados en campaña, los periodistas de sotana y los fieles de la intriga. Habrá documentales, teorías, filtraciones y un libro póstumo que revelará más de lo que el Vaticano quisiera. Porque, a diferencia de Dios, el Internet nunca guarda secretos.

Y mientras tanto, los pobres a quienes Francisco dedicó sus homilías seguirán esperando, como siempre, una redención que no venga en latín.

Epílogo sin incienso

Quizás lo que más duela de la muerte del Papa Francisco es que, en un mundo donde todos parecen gritar, él eligió susurros. En una institución que mira al cielo, él insistió en mirar al suelo. Por eso incomodaba tanto. Porque la santidad, cuando se encarna, se vuelve insoportable para los intereses de los santos de corbata.

Murió el Papa. Pero lo que realmente duele —y asusta— es la posibilidad de que con él, también se haya ido la última oportunidad de una iglesia más humana.

Ahora que Dios guarde silencio… alguien tendrá que levantar la voz.