Margarito Escudero Luis
En diferentes partes del país y del extranjero, se realizaron marchas y mítines para repudiar el cruel asesinato de estudiantes en Iguala, Guerrero.
Estas movilizaciones muestran el hartazgo de la sociedad mexicana por los pocos o nulos resultados que están dando la autoridad en cuestiones de seguridad a la población.
Sin importar lo que diga la gente, los políticos mexicanos se cuidan con un pelotón de policías armados hasta los dientes y juran que todo va bien, mientras más personas aparecen ejecutadas, o están desaparecidos o secuestrados.
El cinismo que ha demostrado el gobierno está permitiendo que los ciudadanos pasen del terror a la acción, a manifestarse de cualquier manera, a intentas hacer ver a los políticos encumbrados que son tan humanos como los que están sufriendo la desaparición de sus seres queridos y que, de seguir las cosas como van, en cualquier momento de la historia de este país, los perseguidos podrán ser los mismos políticos, como ya ha ocurrido en otros instantes históricos de México.
No es necesario sufrir en carne propia la tortura o el dolor de no saber dónde se encuentra un pariente. Basta con entender que esas acciones van contra la naturaleza humana, contra cualquier código de convivencia pacífica.
El portal Plumas Libres, publicó una entrevista a un sobreviviente del Holocausto judío durante el nazismo, Luis Opatowski Goldberg, dijo que en México se está viviendo un genocidio, debido a los asesinatos durante el combate al narcotráfico.
Es alguien que sabe lo que estar bajo la bota cobarde de alguien que usa la fuerza y tiene la ventaja de las armas contra seres indefensos.
Opatowski asegura que lo que se vive en México se trata de una guerra civil, pues son miles de muertes al año y se trata de asesinatos cometidos entre mexicanos y que es la corrupción de las autoridades lo que permite que ocurran hechos tan lamentables como la matanza de estudiantes en Iguala Guerrero.
SE REQUIERE ESTAR VIGILANTES
Los ojos del país están puestos en Guerrero, muchos de forma solidaria y otros con morbo para ver caer al gobernador perredista.
Pero se requiere estar vigilantes, porque alrededor nuestro están ocurriendo atrocidades que cometen individuos, que se sienten invencibles con un arma de fuego en la mano.
Así ocurrió en la colonia Benito Juárez Sur, donde dos sujetos empistolados se llevaron a un vecino que se encontraba comprando en la tienda de la esquina.
También ocurrió en la colonia López Mateos, donde otros delincuentes dispararon contra jóvenes que jugaban futbol.
Se ha reportado que en la zona rural de Las Choapas, otra pandilla invade las humildes viviendas, amenaza a los moradores, revuelven todo, destruyen, se llevan lo poco de valor que tiene y los amenazan.
Al parecer buscan algo, no dicen qué, sólo les gritan que se callen o los matan.
Han encontrado cadáveres, ejecutados, con señales de haber sido torturados, en diferentes partes de la región.
Es una guerra sucia, soterrada, hasta cierto punto silenciosa y hasta pareciera alcahueteada por el gobierno, pues a la hora de dar explicaciones, se esconden, rehúyen su responsabilidad, mienten o fabrican culpables.
Si lo que se buscaba era sembrar el terror en la sociedad, ya lo lograron, pero del terror, de la inmovilidad al ¡Ya basta!, sólo hay un paso, porque así como la impunidad y complicidades, envalentonan a los asesinos, haciendo que sus crímenes cada vez sean más atroces, las víctimas, del silencio y el miedo, pasaran a la acción violenta, y se tratará de una consecuencia más de la incapacidad oficial.
El presidente Peña Nieto se esforzaba por mostrar al mundo un país que no existe, la propaganda le permitió obtener algunos premios, pero ahora, México vuelve a estar ante los ojos del mundo, medios internacionales ponen especial atención a los violentos hechos en Iguala, lo que resta puntos al paraíso ofrecido a inversionistas extranjeros.
Mientras, los partidos políticos se preparan para la contienda del año entrante. No les preocupa que el padrón haya disminuido drásticamente a causa de tantos muertos. Lo malo, es que los eventos que han hecho padecer a miles de familias mexicanas, serán tomados como bandera política.