Margarito Escudero Luis
Reapareció Andrés Manuel López Obrador en público. El domingo encabezó un mitin en el zócalo capitalino, donde abordó nuevamente el tema de la descomposición social y el daño que produce la política neoliberal que empobrece al pueblo mexicano.
Algo así como un “se los dije”, AMLO comentó que desde hace muchos años, hemos venido advirtiendo que la política de pillaje nos conduciría a la descomposición social, a la inseguridad y a la violencia.
Dijo que el proceso de degradación progresiva que se inició desde la imposición del llamado modelo neoliberal, que los interesados en mantener esa política y sus voceros, lo han tachado de atrasados y de repetir siempre lo mismo.
Poca difusión tuvo este evento en los medios de comunicación, solamente en las rede sociales de difundió la concentración masiva que llenó la Plaza de la Constitución.
Es cierto que el tabasqueño advertía sobre los planes privatizadores del PRI, anticipó a los empresario que “no verían ni las migajas del pastel” cuando las grandes empresas trasnacionales se aposentaran en el país.
Pero la clase empresarial, en su afán por quedar bien con el sistema, tiraron a loco a AMLO, se sumaron a la campaña de desprestigio contra López Obrador y apoyaron la modificación de la Constitución para privatizar la industria energética del país.
De los empresarios se entiende la actitud, pero que los sindicalistas convencieran a sus trabajadores de las supuestas bonanzas de la privatización, es una verdadera burla y traición para los obreros.
López Obrador dijo en su discurso que, no obstante, en plena descomposición, es probable que se comprenda mejor lo que ha dicho muchas veces. Ojalá y se acepte que por el bien de todos, primero los pobres.
Insistió en que es injusto e irresponsable implantar una política económica solo para la prosperidad de pocos a costa de la pobreza y del sometimiento de muchos.
Que dicha política ha producido una monstruosa desigualdad económica y social.
INJUSTICIA SOCIAL
Hay 55 multimillonarios que aparecen en las listas de los hombres más ricos del mundo, como fruto de la actual política económica, pero también hay 55 millones de pobres.
Por cada multimillonario, hay un millón de pobres. Esto es lo que ha originado, más que ninguna otra cosa, la descomposición social. No es posible, nunca ha funcionado una política en donde la prosperidad de pocos se sustenta en el sufrimiento de muchos.
Ojalá y ahora se llegue a la conclusión de que en México no hay democracia, porque la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo.
En nuestro país, todas las instituciones están tomadas, secuestradas, el gobierno está convertido en un comité al servicio de una minoría. Si lo analizamos bien, lo que hay en nuestro país, y esto se debe saber, se debe escuchar en todos lados, es una dictadura encubierta, que se ejerce a través del control casi absoluto de los medios de comunicación.
APRECIACIÓN EXTRANJERA
The Economist, una influyente revista norteamericana, retoma el asunto de la degradación social de México, no precisamente desde esa perspectiva, sino que comenta que el prestigio que había logrado el presidente Peña Nieto al vender la imagen de un país que se insertaba en la modernización por las reformas que había emprendido, lo perdió por intentar ocultar una grave situación social.
Es más, asegura que en México hay zonas verdaderamente fuera de control y el estado no ha sido capaz de mantener la gobernabilidad, esto en alusión a los hechos ocurrido en Guerrero, específicamente en Iguala.
La revista afirma que, de no lograr el control de las zonas conflictivas, el país “puede deslizarse entre los dedos” del presidente.
Se le cayó el teatro al sistema.
TEMOR EN LA CFE
En la Comisión Federal de Electricidad de Coatzacoalcos, algo muy grave está por descubrirse. El caso del robo descubierto, gracias a las cámaras de video vigilancia, habla de complicidades, incluso de fuera de la empresa, como la compañía que presta servicios de vigilancia, ya que fueron los propios vigilantes quienes saqueaban a la ex para estatal.
Pero es algo que no extraña a los trabajadores, los robos era algo consuetudinario en la CFE, había denuncias a las autoridades pero nunca paspo nada, hasta que las cámaras hablaron.
Ya con los pelos en la mano, la investigación deberá ir a fondo y, aunque ya no sea una empresa del estado, deberán rendir cuentas sobre el mal manejo de los materiales.
La ausencia del líder sindical, Víctor Andrade es otra mala señal, ya que el dirigente siempre se mostró cercano a los trabajadores y ahora, en las diligencias que se hicieron ayer por la mañana, Andrade brilló por su ausencia.
