Margarito Escudero Luis
Por fin Pedro Martínez Escudero soltó un nombre, alguien que depositó millones de pesos (no dice cuantos) en Cofisur, y no demostró la procedencia del billete, lo que es un requisito de Hacienda indispensable.
Así que cuando Raymundo Nolasco Sánchez pidió que le regresaran el dinero, pues la empresa no podía hacerlo, so pena de meterse en una bronca con la Secretaría de Hacienda, ya al devolverlo, esa lana ya estaría limpia, blanqueada, lavadita.
Y al ver que se le iban de la mano algunos millonsucos, el susodicho Nolasco Sánchez armó un gran tinglado para recuperar lo que se pudiera.
Se erigió como el “presidente de la representación de los ahorradores”; manipuló la voluntad de las personas cercanas a él y con eso logró obtener muchos beneficios económicos, así lo hicieron saber algunos ahorradores que se dieron cuenta que fueron utilizados.
Pero de este personaje se sabe porque le está empantanando los trámites a Martínez Escudero, que ya lleva mucho terreno ganado en esta guerra, faltarían por conocerse otros más, cuántos sean necesarios para que los mismos ahorradores sepan por qué se fue a pique Cofisur y quiénes son los verdaderos responsables.
Y así como Raymundo Nolasco debe haber otros que se aprovechan de la situación y nada más como ejemplo va lo siguiente:
NEGOCIO REDONDO
A todos los ahorradores que buscaron el amparo del “presidente de los ahorradores”, les cobró una cuota inicial de tres mil quinientos pesos, sólo para tener derecho a pertenecer a su grupo y si calculamos que ha representado a un promedio de mil 500 ahorradores, se embolsó cinco millones doscientos cincuenta mil pesos.
Pero, además de eso, a todos los ahorradores les cobra una mensualidad de quinientos pesos; o sea, si son mil quinientos ahorradores, mensualmente se ha estado llevando setecientos cincuenta mil pesos; en cuatro años o cuarenta y ocho meses que ha demorado el conflicto, se ha embolsado treinta y seis millones de pesos.
Entonces, queda muy claro a qué tipo de personas les conviene que el conflicto de Cofisur se resuelva.
Y todavía más, por quejas de los mismos ahorradores, ha trascendido que por los viajes a la ciudad de Xalapa, les piden cuotas para pago de camiones y comidas, pero ya se enteraron que funcionarios del gobierno les reembolsan los gastos que generan los plantones y los viajes y el dinero lo entregan directamente en las manos de Nolasco. Es un gran negocio.
Pero no todo es para siempre, ya que con las gestiones del “presidente de los ahorradores” Raymundo Nolasco, nadie de sus agremiados ha recibido la devolución de sus ahorros, y en la actualidad ya no da la cara ni contesta a las llamadas de los ahorradores y mucho menos da informes de sus gestiones.
En este caso, todos los involucrados están en un brete, se ve corrupción e ilegalidad por todos lados y, los únicos afectados son las personas que confiaron sus ahorros de toda la vida a Cofisur, porque, quienes llegaron a especular con la financiera, no tienen ningún problema económico.
Y la bronca es muy seria, porque todos los activos, cuentas por cobrar, juicios por recuperación de créditos, garantías de crédito, expedientes de créditos, chequeras, muebles de oficina, información confidencial, computadora madre donde se tiene toda la información de las operaciones de Cofisur, y en general las oficinas que fueron también ilegalmente aseguradas por la procuraduría, hoy se encuentran totalmente desvalijadas, vandalizadas, saqueadas.
Y a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó ilegal el aseguramiento y ordenó el levantamiento material y entrega de las oficinas con todo lo ilegalmente incautado a Cofisur, estas autoridades se niegan a hacerlo, incumpliendo un mandato federal, como es la sentencia de la SCJN.
Ante esa situación, la financiera se ve impedida de realizar su objeto social, cobrar a quienes deben y pagar a los ahorradores, pues hasta el momento, todo lo que comprende la cooperativa lo sigue teniendo ilegalmente incautado la Procuraduría.
Por eso es muy importante exhibir al resto de quienes transaron a Cofisur, que seguramente son pollos gordos, influyentazos que tuvieron suficiente dinero para torcer la justicia.
¡Nombres, nombres! El que calla otorga.