Margarito Escudero Luis
Resulta preocupante el giro que están tomando las cosas en México, las protestas, en lugar de disminuir, están en aumento.
Pareciera que al gobierno federal no le están saliendo exactos sus cálculos y están permitiendo que la inconformidad crezca al no encontrar la fórmula para convencer y apaciguar a la gente.
Poco a poco se van sumando más grupos que antes dejaban solos a un sector, como el caso de petroleros y maestros, que ayer domingo participaron juntos en el bloqueo en el puente Calzadas, al que se sumaron también trabajadores telefonistas.
Y no es menor el hecho, aunque parezcan pocos, es importante notar que por fin se haga causa común, que diferentes sectores buscan la integración y eso deben tomarlo bien en cuenta las autoridades.
Lo mismo está ocurriendo en otras partes de la Nación y, en lugares remotos del Estado de Guerrero, el pueblo está tomando las armas.
Por mucho que se quiera ocultar el alcance de estos acontecimientos, la rueda sigue avanzando y las consecuencias serán graves si no se encuentra una solución pronta.
Y es que la declaración del Procurador Jesús Murillo Karam, lejos de apaciguar, causó más sospechas, preguntas, generó dudas, la credibilidad de las instituciones está por los suelos.
Hay quienes cuestionan la terrible quemazón que debió provocarse cuando supuestamente incineraban los cuerpos.
Dicen que quemar un cuerpo de modo que se vea convertido en ceniza, no es tan sencillo; se necesitan los rigores del mismo infierno para que los huesos queden calcinados, temperaturas muy superiores a los mil grados Celsius; se necesita un calor intenso para muchas horas y esto quemaría todo a su alrededor.
En un crematorio, para poder incinerar al cadáver, la incineradora debe de estar a entre 900 y mil 250 grados Celsius y debe durar al menos tres horas como mínimo y hasta 5 horas para la incineración.
Aún así no se reduce todo a cenizas, sino que el cadáver es pasado por una trituradora de huesos llamado cremulador, de donde se recoge y se pasa al jarrón-urna.
Como se puede ver, el argumento es fuerte, además de otros detalles importantes, dada la magnitud del crimen.
EL ESTUDIO DEL FUEGO
Así que personas que conocen el terreno de la cremación, o del comportamiento físico del fuego, piden a la autoridad que, para poder convencer a la ciudadanía debería aclarar si es posible no darse cuenta del resplandor y la columna de humo que debe producir un fuego que arde por más de 12 horas continuas y si es posible pasar por alto el olor de 43 cuerpos humanos quemándose al mismo tiempo, siendo que un sólo cabello o una sola hoja de papel al quemarse, producen un olor intenso.
También cuestionan la posibilidad de reducir a cenizas 43 cuerpos de una sola vez y con tanta efectividad, porque ninguna empresa de cremación, ni los oficiales nazis en los mejores días del campo de Auschwitz, tendrían la capacidad de cremar tantos cuerpos y reducirlos a su mínima expresión, pues los huesos largos como un fémur o la cabeza a veces hasta se trituran, a menos que los criminales hubieran contado con máquinas para triturar huesos.
Otro detalle es que los responsables de tal acto, aún con el riesgo de ser descubiertos, se tomaran tanto tiempo para vigilar que el fuego alcanzara mil grados Celsius, que es la temperatura mínima para calcinar un sólo cuerpo, cerciorarse de que se quemaran cada uno de los 43 cuerpos, esperar a que las cenizas se enfriaran ligeramente, recolectar kilos y kilos de cenizas con palas o con las manos y meterlas a bolsas plásticas, hacerles el nudo y echarlas a un río.
Pero además de todo lo anterior, hay un hecho que hace crecer las sospechas, y es que la PGR diera a conocer las declaraciones oportunas de los detenidos en víspera de la gira de trabajo del Presidente.
Porque luego de esa rueda de prensa, el Presidente podrá marchar tranquilo y decir que ya está solucionado el caso, los jóvenes estudiantes fueron encontrados, desgraciadamente muertos y ya hay detenidos confesos.
Pero en realidad no hay cuerpos, no existen muchas posibilidades de identificar los cuerpos puesto que el fuego lo destruye todo.
Y así, los jóvenes quedarán para siempre como “desaparecidos”; igual que en otros tristes pasajes de la Historia de México.
Entonces, muy a pesar de lo que el presidente pueda decir en China y Australia, las cosas aún no se calman, al contrario.